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Entrevista con el Maestro Ladí
...un año anterior a su fallecimiento en 1979
trascrito de una grabación hecha de un programa radial en 1978
con Abelardo Díaz Alfaro

proporcionado al Proyecto del Cuatro por Benjamín Negrón, historiador, Vega Alta PR
trascrito por William R. Cumpiano

Oigan a un seis Canto Serrano que abre el programa.

Charla al terrazo de la Isla donde está el hombre de costa, de salón y de tierra adentro.

Ladi toca en solo su mazurca Aurora

Oigan a Ladi y Díaz Alfaro en la actual entrevista en un fragmento al comienzo de la misma

Abelardo Díaz Alfaro (ADA)
Me emociona profundamente escuchar el cuatro de una persona que es mito en la leyenda jíbara, que conocen todos los jíbaros puertorriqueños. Me refiero al maestro Ladislao Martínez, cariñosamente llamado Ladí. Huelgan palabras para describir la preciosidad de este magnifico cuatrista compositor puertorriqueño, que en medio de los avatares de la ciudad de Nueva York y aquí en el mismo Puerto Rico ha elevado la música aquella a un pedestal muy alto y yo le rindo este programa como un homenaje, porque el fin de Abelardo Diaz Alfaro es dar a conocer estas figuras segrejias puertorriqueñas, a veces vilipendiadas, ignoradas, en medio donde una música chabacana impera.

Ladi, es un honor tenerte aquí, quiero que digas al público de Puerto Rico cómo te iniciastes en este menester de la música criolla.

LADI:
En primer lugar quiero darle un saludo a todo mi pueblo puertorriqueño y a todos aquellos amigos que no he tenido la oportunidad de saludar todavía.

Y ahora contestando su pregunta, yo desde muchachito muy pequeño, casi cuando tenía apenas doce años me dió el entusiasmo en la música porque oía cierto músicos de nuestro Puerto Rico que entonces cultivaban la música del cuatro y voy a mencionar algunos de ellos como, vamos a decir, Joaquín el Zurdo, que usted sabe era uno de los mejores, o el mejor puedo decir, aquí en Puerto Rico. Entonces después había otro que se llamaba [Ricardo, .ed ] Portalatín, otro gran músico también.

Entonces, otro músico que fue el que me guió a mi por este sendero de la música fue un señor de Vega Baja que decían, o se llamaba Carlos Soriano. Carlos Soriano iba a tocar de vez en cuando, a mi pueblo. Yo estaba pequeñito, como quién dicen, "en camisola". Entonces cuando el iba a Vega Alta pues yo me le fugaba a mi Papá, y me iba a los bailes que él tocaba. Y allí yo me ñagotaba al lado del banco de los músicos a oír la música.

Y tanto fue el entusiasmo mío que yo entonces, me dió por conseguir la música más de cerca. Entonces como yo tenía un hermano que también era aficionado a la guitarra, que todavía vive. El es mozo de La Mayorquina todavía. Le dicen "Cachón", Encarnación Martínez. Pues los dos teníamos la misma ambición de seguir en la música. Y yo hice que mi papa me comprara un cuatrito, que por cierto lo hizo por cambio de un serrucho que el tenia--porque a mi papa le gustaba darle albergue a todos los transeúntesque pasaran, los pordioseros, por casa, no? Era muy humanitario. Y una vez llego un señor que se llamaba Ermenegildo Adorno, que por cierto le dieron una herida y como no tenia donde alberguarse, no había entonces hospitales en Vega Alta, pues entonces recurrieron a mi papa para que le diera albergue en mi casa mientras lo curaran.

Tan asi fue, que este señor también era un entusiasta a la música y tenía ese cuatrito. Entonces yo le cogía el cuatrito prestado a él para yo dar mis tonitos, a empezar a sacarle algo, con una canción que decía, "Palo´e mango, ¿quien te tumbó"?

El caso es que yo seguí asi tratando de aprender cositas, yo mismo por mi propio esfuerzo sin que nadie me enseñara. Y asi pude sacar cositas, y entonces siguiendo a musicos que llegaban de afuera a tocar bailes en Vega Alta--como ese Carlos Soriano de Vega Baja.

Pues seguí entonces adelantando un poquito cada dia mas. Luego que sabia un poquito pues salia a la calle principal de mi pueblo con el cuatrito a costas. Entonces me ponían a tocar y me daban vellones, me daban centavos, y asi pues, hasta que una vez pase por una farmacia que era la farmacia de Marchand, de Vega Alta. Alli estaban sentados dos o tres amigos, entre ellos el Dr. Santiago que era el doctor del pueblo en aquel entonces. Pues me llamaron a tocar, y yo con mi cuatrito me puse a tocarle ciertas cositas de las que ya yo sabía. Bueno el caso fue que fui tan admirado por ellos que entonces el mismo doctor Santiago me dice, "bueno, pero nene, tu necesitas un cuatrito mejor que ese. Tu me lo puedes conseguir? Yo te lo compro.

Entonces yo le dije "sí, como no". Me dijo, "pues encárgalo y cuando esté listo, tu me avisas para yo darte el dinero para que lo compres. Asi fue que yo aproveché esa oportunidad y al otro dia, bien temprano, madrugué, y fui a casa de un señor que se llamaba Sayo Otero. Fue él que hacia los cuatros esos modernos que hay ahora. Fué el primero que inventó ese estilo de cuatro. Entonces fui adonde Sayo bien temprano al otro dia y le expliqué el asunto, le dije que el doctor Santiago estaba interesado en regalarme un cuatro.

ADA:
¿Ese señor Sayo Otero vive?

LADI:
No, ya no vive. Entonces pues hablé con Sayo. A la sazón, pues ya tenía un cuatro hecho. Y me dijo, "pues, te salvastes, porque aquí yo tengo un cuatrito muy bueno y ese es el que le voy a vender al doctor para que te lo regale". Pues, así fue. Entonces me preparó el cuatro, me lo entregó y fue y habló con el doctor, entonces el doctor le pagó el cuatro.

Y pues de ahí yo estaba más entusiasmado en la música. Entonces ya a las cinco de la mañana ya yo estaba molestando a la gente en casa, no los dejaba dormir con mi cuatrito tocando cositas y cositas, hasta que fui, así, de la manera que me fuí encarrilando, con mi hermano al lado también, que tocaba un poquito de guitarra, hasta que poco a poco fuimos adquiriendo más conocimientos en la música.

Ya después tocábamos jaranitas, nos ganábamos los chavitas, como dije, tocando. A dos pesos la noche. Pollones, les decían. Me recuerdo una vez que fuimos a tocar en una jarana, a un tal Simplicio Sánchez, que era el zapatero de mi pueblo. Cuando terminé la jarana era la una de la mañana, y me dice, "bueno ¿cuánto te debo?" Y yo le digo, "bueno, dame dos pesos pa´ los tres". Y me dice, "¿Qué? ¿Dos pesos?¡Mira...!".

Entonces no me quizo pagar, porque lo encontró mucho. Y entonces yo me fuí para la casa y se lo dije a mi papá. Entonces mi papá al otro día fue a donde él, y le dice, "mira, el nene te tocó en la jarana anoche y me dice que tu no quieres pagarle, asi que yo vine aca porque tu sabes que es justo que tu le pagues, y lo utilizastes a ellos tocando". Y el, "no, es porque el me pidió mucho, me pidió dos pesos y yo no le iba a dar dos pesos" [ríe]. El caso es que garateando con mi papá, le dió uno veinticinco.

ADA:
Oye Ladi, quisiera seguir, dime, ¿qué conjunto tu organizastes después, en Puerto Rico, cuando ya maduraste?]

LADI:
Bueno hicimos un trío primero. Se llamaba el Trío Boricua. Después tuve que tocar bailes en el Condado, y tocar bailes en todos esos sitios.

ADA:
Dígame algo, que era en domingos, que era Industrias Nativas, que tu tenías...

LADI:
Bueno eso fue después. Después que yo reponé el conjunto que ya lo hice más grande, entonces fue que yo empecé a tocar los programas Industrias Nativas y estuve por muchos años.

ADA:
Oye, de paso, yo encontré un disquito, no se si debes saber, porque esta por ahí, Jíbaro en Nueva York, porque estabas mucho tiempo en Nueva York, ¿verdad?

(Toca el disco)

Este disco lo encontré yo, polvoroso y viejo en una casa de discos, y lo encontré para regalo tuyo, musical, y sé que te conmovistes porque te recuerda tus días en Nueva York. Yo quiero decir a puertorriqueños que Ladi es muy conocido en Nueva York y toco, nada menos que en el Carnegie Hall, en una fiesta, festival de la danza de Puerto Rico, dirigida por el doctor Bartolome [Oller?] y su éxito fue primoroso. Aquí también tiene algo muy valioso para el, un cuadro encuadernado con un diploma: La Casa de Puerto Rico en Nueva York le otorga un diploma, un reconocimiento a este gran músico puertorriqueño, así que el valor de Ladi no se limita al predio insular sino también va remontando fronteras, y allá en los rascacielos, allá en el tumulto y en la Babel de hierro y acero este hombre lleva su cuatro en todas las canciones que [?] todos los jíbaros puertorriqueños.

Y yo quisiera que él me contara algo de Nueva York, y como gustan la música esta suya en Nueva York y algunas experiencias en Nueva York, porque este hombre ha vivido muchos años allí. ¿Cuántos años ha vivido allí en Nueva York?]

LADI:
Dieciséis años.

ADA:
Cuéntame tus experiencias, tus éxitos en Nueva York, tus composiciones que me han gustado allí

LADI:
Bueno, tan pronto yo llegue a Nueva York, pues fui--cuando venía con Los Serrallitos [?] , que eran unos programas de radio en La Voz Hispana del Aire, tuve como cuatro meses dando a conocer nuestra música. Porque siempre el orgullo mío ha sido hacer prevalecer la música nuestra, sobre todo la danza puertorriqueña, y el seis, el aguinaldo. De manera que yo siempre para mi ha sido un orgullo.

Es más yo saqué hasta un disco--un verso, una décima que uno de los versos yo le puse

Que me digan anticuado
Y me sigan criticando
Pero yo sigo tocando
La danza y el seis chorreado.
Porque siempre me ha gustado
Ser fiel y conservador
Cada cual le da valor
A todito lo que es suyo
Y yo digo con orgullo
Que lo nuestro es lo mejor.

Y así después que hice ciertas grabaciones con la RCA Victor con precisamente ese numero que acaban de tocar, lo hice con la RCA Victor, pues segui grabando con otras casas grabadoras. Grabé con la Ansonia, grabé con la Seeco, grabe con la Verne, asi pues seguí abriéndome campo allí en Nueva York. Y ya ve que toqué un concierto en la Carnegie Hall, de danzas, en un homenaje a la danza puertorriqueña, y allí fuí muy felicitado por todos los concurrentes allí puertorriqueños. Y eso me sirvió de estímulo.

También fui allí a un sitio donde recurren todos los músicos más grande, que vienen de otros países. Ese es un sitio que le dicen La Alhambra. Allí es donde desfilan los mejores guitarristas del mundo. Y allí yo fui con mi cuatrito jíbaro a dar a conocer nuestra música, y por cierto tuve mucha aceptación allí.

ADA:
Te voy a hacer una pregunta, que vamos ahora al ajo del asunto, "al quí ", como dice el jíbaro puertorriqueño, que si se le está haciendo justicia al músico criollo, a la música criolla, y me refiero al músico criollo especialmente del pasado, que aquí en este mismo programa he estado tratando de revindicar algunas figuras como don Felo y algunas otras figuras, y tu estas incluido en ellos. Qué crees, ¿se le está haciendo justicia al músico criollo?

LADI:
Hasta que yo he podido ver, no se le está haciendo justicia. Creo que se puede hacer algo más por esta música nuestra y yo voy a tratar de hacer hincapié en este asunto, porque me propongo hacer todo lo que esté al alcance para que se de más valor a nuestra música aquí en Puerto Rico.

ADA:
En este programa hemos hablado con don Felo, por ejemplo don Felo casi nadie, a menos que amantes de lo tenórico se dediquen a reconocer la obra de Ladí, la obra de aquel otro Piri [Maldonado, cuatrista/compositor de Utuado,ed.] también que era un gran cuatrista. Si no se hace eso, va desapareciendo la música genuina puertorriqueña, que aquí la música ha estado en el olvido. el instrumento, dicho por Gayol, del jíbaro puertorriqueño, dicho por un gran guitarrista, es el cuatro. La música jíbara es de cuatro. Y te quería decir esto porque ahora oigo una música que tocan los muchachos que llaman Mashed Potato y Watusi, y como se llama eso, y ¿tu crees que eso es música, Ladí?

LADI:
[Ríe] A mí no me gusta. En realidad no me gusta. Es música en el sentido en que hace ruido...pero en realidad no me gusta.

ADA:
¿En dónde tu me dijiste que naciste?

LADI:
En Vega Alta.

ADA:
¿En qué sitio, en qué barrio?

LADI:
En el barrio Espinosa de Vega Alta.

ADA:
Entonces comparo, yo que fui hace poco a un retablo que culminaba en una música en dos tiempos--están primero las personas del pueblo, los prominentes y la gente del pueblo tocando la música del país: valses, danzas--la mazurca que no es de aquí, pero forma parte del folclor de la música puertorriqueña y súbitamente irrumpía la juventud tocando escándalo, Watusi, Mash Potato, la viejatura decía "¡Cafre!" Yo te voy a decir esto porque a ti te puede doler al oído, que eres más sensible que yo, como a mí, esa música nueva, ¿porqué no buscamos esas cuerdas jíbaras íntimas, las cuerdas de un cuatro bien templado, una guitarra bien encordada, qué la música nuestra, ¿qué tu crees de eso, Ladi?

LADI:
Si, todo eso se puede hacer. El cuatro es un instrumento que esta a la altura de cualquiera de los instrumentos de cuerda más altos del mundo, porque hay en el cuatro música... después que un cuatro se toque como debe tocarse, no se le puede esconder a ningún instrumento de afuera, porque en el cuatro cae todo lo que puede haber en la música.

ADA:
En esto coincide nuestro amigo Rey Francisco Quiñones quien dice que un cuatro, verdad, es más cónsona, esta en armonía con la sicología del pueblo puertorriqueño, es una música que esta más afincada a la tradición puertorriqueña que la misma guitarra. La guitarra es española. Pero el cuatro, es más de ser cuatro, que toda esa construcción de ese cuatro, construida por un constructor puertorriqueño, es bellísimo, ¿verdad?

Yo quiero decirle a los jíbaros puertorriqueños que enalteciendo figuras como Ladí, enalteciendo la música puertorriqueña, no le estamos haciendo un favor a nadie. Nos estamos haciendo un favor a nosotros mismos. Mira esas guitarras eléctricas. Al lado hay un muchacho que toca una guitarra destemplada y me aturde al oído. El hijo mismo mío coge una batería y se juntan el hijo mío con el del lado, y eso es el pandemonio, eso es lo que le faltó a Dante en el infierno. Colocarlos los condenados con la música esa de Chas Chas y Watusi allá en el infierno. ¿Qué tu crees de eso?

LADI:
[Ríe] No te apures...

ADA:
Asi que, ¿cómo podemos llegar a revivir esa música, esa música que yo escuché en Galateo, que tú escuchastes en Vega Baja (sic)? ¿Cómo se puede hacer esto?

LADI:
Nosotros tenemos que hacer hincapié en eso y tratar de que la unión de músicos de aquí de Puerto Rico se ocupe un poquito más de eso, y que le dé cabida y propulsarla para que se dé a conocer, hasta entre los americanos, vamos a saber si que es que conocen menos de esto, y principalmente entre nuestro pueblo también. Porque veo que se ha estado ordenado poco a poco esta música nuestra. Y hay que revivirla y hacerla prevalecer siempre.

ADA:
Agradezco, amigo Ladi, Ladislao--tu sabes que el nombre tuyo es largo, te pusieron Ladi, verdad, que es más musical, es más astuto. Porque eso de Ladislao suena como algo un poco discordante, pero Ladi, te agradezco esta tertulia contigo, por el valor que tiene para el pueblo puertorriqueño, de que tu vienes de Nueva York--allá llevastes la música al Carnegie Hall, regresas a tu tierra con el mismo cuatro, con las mismas canciones, y sé que cuando los jíbaros escuchen esta tertulia entre un gran compositor y cuatrista puertorriqueño con Abelardo Díaz Alfaro, se conmoverán, se conmoverán los cimientos y las ovejas egregias del jíbaro de la casa criolla. A veces digo que el jíbaro de Puerto Rico antes era de seda y modarón [?] y ahora se están convirtiendo en jíbaros pichipén, jíbaros Wash and Wear. Que tu música jíbara, tu música criolla, tu cuatro bien encordado lleven un mensaje de [?] a estos puertorriqueños en transición. La música es eterna, eterna como la sustancia del jíbaro en el tiempo y el espacio. Muchas gracias, Ladí, que Dios te bendiga.

LADI:
Muchas gracias a usted también.

Cierra el programa con el final del seis Canto Serrano