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¿Qué es una cuerda?

¿Qué es una cuerda?

NOTAS DE UNA CHARLA PRESENTADA POR WILLIAM CUMPIANO, 
Coordinador del Proyecto del Cuatro ante una convención de la Asociación de Lutieres de Colombia, Bogotá, Colombia en octubre 2008.

         La cuerda musical es realmente algo mágico: que algo tan rudimentario como una fibra elástica pueda poseer la capacidad de producir sonidos ordenados jerárquicamente, ha puesto la cuerda históricamente en la esfera de objetos místicos, extraordinarios. Los griegos de la época clásica y más tarde, la Iglesia antigua, consideraron que el contenido armónico del sonido de una cuerda estirada era evidencia de nada menos que la mano de Dios. Por eso exigían el uso de instrumentos de cuerda en la liturgia.

La historia nos ha rendido un legado de cuerdas hechas de muchos materiales: cuerdas hechas de tiras de cuero, tendones y tripa animal; de seda y fibras de plantas, como también fibras de polímeros sintéticos como nilón y de alambres metálicos de acero, cobre y bronce. Lo que los permite a todos producir tonos musicales es que poseen, a un grado considerable, tres cualidades: elasticidad, fortaleza e uniformidad. Estos son los atributos específicos que permite a una fibra o filamento actuar como una cuerda musical. De hecho, el extremo al cual todos las frecuencias componentes de una cuerda vibrante se aproximan a una serie armónica perfecta (o sea el grado de perfección musical de la cuerda), depende de la proporción de esos tres atributos que posee. De acuerdo la historia de la industria de la manufactura de cuerdas se distingue por la búsqueda continua de cuerdas aún más elásticas, más fuertes y más uniformes.
Las cuerdas de distintos materiales difieren, sin embargo, en la cantidad de tensión que imponen al instrumento y el “color” o carácter del sonido que producen naturalmente. El artesano constructor debe estar consciente, y dar cuenta de esas diferencias.
 
PERSPECTIVA HISTORICA
Cuando por primera vez el cazador soltó de su arco una flecha, habrá notado ese tañido distintivo de la cuerda vibrante. Sin duda, ese cazador habrá pulsado repetidamente la cuerda de su arco por el efecto placentero sobre sus sentidos.
Luego, el cazador indudablemente tropezó sobre dos descubrimientos importantes: primero, que el tañido se oía mejor al presionar un cabo de su arco contra algún objeto hueco, como un caracol o una guira, o contra su mejilla. Por otro loado habrá descubierto que al tensar o presionar la vara de su arco, podía cambiar la altura del sonido que tañía. Y así, afirman los antropólogos, nació el primer instrumento de cuerda. Estos instrumentos todavía sobreviven, hasta en la música del día, en el Berimbao brasileño y el Gualambao paraguayo.
Las primeras cuerdas musicales originaron de los tendones y las tripas disecadas de animales. Tenían que poseer, hasta donde llegaba la tecnología primitiva, tres características cruciales para poder crear, al vibrar, un tono musical. Eran fuertes, lo que permitía que se estiraran apretadamente para poder funcionar apropiadamente. Eran elásticas, poseyendo la propiedad de regresar a su forma original luego de ser desviadas o estiradas mas allá de su sitio de reposo. Y finalmente tenían que ser uniformemente grueso por todo su largueza. Y como hemos visto, por tener esas tres cualidades, servían de cuerdas musicales. Pero en sus principios, eran poco fuertes, poco elásticos y poco uniformes.
Los siglos avanzan, y al amanecer de la civilización las arpas y liras antiguas ya portaban cuerdas hechas de las tripas, tendones y tiras de cuero de una amplia gama de animales, como de otros materiales. Existen antiguos manuscritos de los siglos medioevales que describen cuerdas musicales hechas de tripa de oveja, carnero, lobo, leon, cuerdas de bronce, plata, pelo de caballo, cuero y seda.
Después de construir sus instrumentos, claro, los más antiguos artesanos tenían que posteriormente confeccionar las mismas cuerdas para ellos. Pero tenían que esperar hasta el siglo 15 para que se creara el oficio de cordier o cordador, o sea artesanos especializados en la elaboración de cuerdas musicales. La artesanía cordal comienza en Munich, Alemania en 1431. Durante muchos siglos las cuerdas de Munich era las mejores—y las más caras—en el mundo.
El desarrollo de la industria de cuerdas, desde los tiempos mas remotos, pasando por esos tiempos de la Edad media y el Renacimiento, hasta la época actual, ha seguido una cruzada, una búsqueda persistente de materiales y procesos que produzcan cuerdas progresivamente aún mas fuertes, aún más elásticas, y aún más uniformes. De esas tres características se derivan todas las calidades de musicalidad, precisión de tono, y confiabilidad que damos por supuesto, que damos por sabido, hoy en día. Pero durante la historia estas cualidades eran rarísimas.
Una visita a las colecciones de instrumentos antiguos en un museo, como el gran museo de instrumentos en Roma, o el de la Universidad del Estado de Dakota del Sur de los Estados Unidos, revelará la variedad más fascinante que pueden imaginarse de excentricidades instrumentales—laúdes con mástiles de siete pies de largo. Orfoneones y Bandoras con los trastes en ángulo, Teorbos con dos juegos de cuerdas, uno largo y otro más corto sobre el mismo instrumento—todos estos eran retorcimientos por los artesanos de siglos pasados tratando de compensar por las insuficiencias que sufrían comúnmente las cuerdas primitivas de su época. Y como veremos, los músicos mismos tenían que contorsionarse también en obsequio de su arte, todo a causa de las limitaciones de las cuerdas de antaño.
Desde los principios de la historia de los instrumentos de cuerda, hasta la época moderna, el estado existente de la tecnología de la manufactura de cuerdas, en sí determinó la forma que tomaron los mismos instrumentos. A fin de entender el significado de esta aseveración, nos será útil una explicación de los varios factores que gobiernan cómo funcionan las cuerdas sobre el instrumento.
Existen dos demarcaciones importantes dentro del rango útil de una cuerda. La primera es la nota de ruptura o quiebra de la cuerda, o sea la nota más alta posible que la cuerda al aire pueda producir antes de quebrarse. Al otro extremo, tenemos la flojedad mínima de la cuerda, o sea la tensión más baja posible a que la cuerda se pueda someter y que aún produzca una nota aceptable. Cada material cordal tiene sus propios límites. El material que el artesano primitivo escogió para su cuerda prima de su instrumento determinó la nota más alta posible para su instrumento. Por más resistencia a la tensión que tenga ese material, más alto podía afinar la nota al aire de esa cuerda. Para la cuerda adyacente, el artesano podía escoger otro ejemplar del mismo grueso, y afinarlo al aire a algún intervalo más bajo que el otro. El músico, al tocar ese instrumento notaría que esa segunda cuerda se sentiría más blando, o más fláccido que el otro. O, podría escoger otra
cuerda, una más gruesa que la primera, la cual a la misma tensión de la prima, naturalmente vibrara más lentamente, produciendo una nota al aire más baja que la prima, manteniendo una tensión más o menos similar a la prima.
El rango del instrumento podía ser expandido, o sea ampliado aún más hacia abajo, adjuntando una tercera cuerda. Si se usara una cuerda igual que la prima, tendría que ser afinada debajo que su flojedad mínima, dejándolo demasiado flojo o flácido y por lo tanto, inútil. Así pues, una cuerda hasta más gruesa todavía que la segunda tendría que usarse, para presentarle a la mano una tensión equivalente, pero permitiendo que la cuerda vibrara naturalmente más lentamente, al pulsarse—que la segunda.
Mientras la música primitiva no se caracterizaba con un amplio rango musical, el problema acababa ahí. Pero la música siempre anda en pie, exigiendo cada vez más al músico, y los músicos a los artesanos.
Al imponerle una cuarta cuerda al instrumento, medidas drásticas se requerían. ¿Porqué no usar una cuerda hasta más gruesa todavía? Si ese antiguo artesano se valía de cuerdas de tripa, notaría enseguida que la tripa gruesa sólida tenía, como cuerda musical, deficiencias fundamentalmente serias, todas torno a su baja elasticidad, y su baja uniformidad. Por ser poco flexible, no vibraba libremente y sonaba inarmónico, o sea, malo, no musical, con una imprecisa serie de armónicos.
En primer lugar al pisar una cuerda, ésta no comienza a vibrar justo en su punto de partida. Como la cuerda esta pisada sobre el traste, las vibraciones se encuentran a los extremos con a una región progresivamente más rígida, hasta acabar en cero elasticidad. Esta región de progresivamente incrementada rigidez se llama un nodo, palabra que describe, entre otras cosas, una pequeña región a ambos extremos del largo de la cuerda entre hueso y hueso, o entre traste y hueso, que no puede vibrar. Ahora, el tamaño preciso de los nodos de una cuerda es proporcional, entre otras cosas, al grueso de la cuerda. Por eso la porción cantante de las cuerdas gruesas es significantemente más corta que las finas. Y al pisar las cuerdas gruesas sobre los trastes, por más corta que se hacía al pisarla, más perjudicante la proporción del tamaño de la cuerda que quedaba por vibrar versus el tamaño fijo de los nodos. Y por consecuencia, más perjudicada quedaba la precisión de la afinación de la nota que sonaba.
El artesano, careciendo de bordones de suficiente elasticidad, no tenía más remedio que construír el instrumento con las cuerdas bajas más largas que las más altas. Eso permitía que el instrumento sonara la nota baja con una cuerda más fina, y por lo tanto más elástica. Al expandir el rango musical del instrumento hacia abajo, los mástiles tenían que crecer en longitud. Algunos llegaron a medir hasta dos metros de largo.
El problema persistió hasta que se desarrolla la técnica de torcer la dos o mas tiras de tripa apretadamente. Esta técnica aumentaba su elasticidad tanto como su masa, permitiendo a una cuerda tensa, vibrar más lentamente sobre un mástil más corto. Se descubrió que—dentro de los límites naturales—por más que se torcía la cuerda, más
elástica resultaba. Y más uniforme, porque al torcerlo, se promediaban y reducían las irregularidades. Esto permitió cambios en la forma de los instrumentos.
Este descubrimiento en la busqueda de más elasticidad, se los enseño a los cordiers los artesanos fabricantes de sogas náuticas en el siglo 16. Ellos desarrollaron la técnica de torcer dos o más sogas finas para producir una más gruesa, manteniendo a la vez su uniformidad como también la precisión de la torsión. Cuando su técnica se aplicó a los hilos de tripa, ocurre un aumento en su elasticidad, mayor que la de una tripa sencilla de la misma masa. En francés “corde” significa una soga, tanto como una cuerda musical.
Uno de los últimos avances mayores en la artesanía de cuerdas era la invención de cuerdas entorchadas. El descubrimiento que tripa, alambre o seda podía formar el núcleo de una cuerda, alrededor del cual se podía voltear o embobinar en espiral un alambre finísimo, permitió finalmente el aumento de masa con poca pérdida de elasticidad que los artesanos de instrumentos necesitaban para resolver problemas relacionados al rango musical de sus instrumentos. En lo que parece ser la más antigua referencia al entorchamiento de cuerdas aparece en un manuscrito escrito en el 1664, notando que, y cito:
la forma recién inventada de cargar las cuerdas de tripa resulta en un sonido mucho más alto; dado que el alambre trefilado (estirado en frío), con los cuales son enrollados, le da intensidad a todas sus vibraciones y el alambre, siendo siete u ocho veces más largo que el núcleo, no es tan suelto como para vibrar y causar ruido, sino que permite que solo la cuerda entera haga el sonido que es natural a su tensión, dado que el alambre embobinado no le añade ninguna rigidez o dureza a la misma.”
 
Como lo implica esta cita, el embobinamiento del núcleo de la cuerda entorchada le añade nada más que masa o peso al nucleo, por subsiguiente a la cuerda.
Aumentando la elasticidad de la cuerda finalmente permitió la creación de instrumentos mas compactos, de rangos más amplios, y resolvió mucho de los problemas que asediaban los artesanos, como problemas de inarmonicidad y distorsión de la altura de la nota.
 
INARMONICIDAD
Como dije anteriormente, cuando pulsas una cuerda no estas oyendo un sonido, sino que muchos sonidos: un coro compuesto del sonido fundamental (el más energético y prominente) y sus numerosos armónicos acompañantes—o sea, notas distintivas cuyas frecuencias guardan relación con el fundamental por ser factores numericos enteros (no fraccionales) del mismo. Una cuerda perfecta (o sea, imposible) una con completa elasticidad y ningunas irregularidades, sonaría con un fundamental claro y sus armónicos alineándose matemáticamente detrás de él: dos veces, tres veces, cuatro veces, cinco veces la frecuencia del fundamental. Pero nada es perfecto. Cualquier desperfecto o desuniformidad afecta el grado de la perfección de esas vibraciones internas de la cuerda,
obscureciendo la claridad del sonido fundamental y causando latidos y pulsaciones raras del sonido de la cuerda.
Aunque la distorsión y inarmonicidad de las cuerdas primitivas eran problemas comunes durante siglos pasados, las cuerdas de hoy en día pueden demostrar los mismos problemas. Esto ocurre con las cuerdas gastadas, con hoyuelos aplastados sobre la localización de cada traste, incrustado y deslustrado por el moho y sucio. En esta forma pierden su uniformidad y se comportan igual que las cuerdas antiguas.
Las cuerdas de tripa, siendo de origen orgánico, son inherentemente menos uniforme que cuerdas hechas de materiales manufacturados, como acero, seda o nilón. Asi que los viejos instrumentos de cuerdas de tripa requerían trastes amarrados, o sea movedizos, más bien que trastes fijos como vemos hoy en día. Luego de afinar las cuerdas al aire, el músico experto podía hacer ajustes a los trastes mismos para compensar por las desafinaciones causados por sus antiguas cuerdas escabrosas.
Las tripas también tienden a ahusarse de un extremo a otro. Un manuscrito del 1517 revela el secreto del laudista maestro Vicenzo Capirola, quien ponía el extremo más grueso de sus primas hacia la cabeza y el extremo más grueso de sus bordones hacia el puente. Este sistema ayudaba a contrarrestar la tendencia de los bajos inelástico de sonar más agudos al pisarse más cerca de la boca, debido al progresivo aumento de peso de la cuerda restante.
Otro problema: la tripa absorbe humedad del aire, y de los dedos. La humedad retenida aumenta el peso de la cuerda, lo que aumenta su tensión, y causa que se desafine. Es fácil compadecer al pobre laudista del siglo 17 que tenía que inicialmente afinar sus veinte cuerdas, luego afinar sus trastes, y entonces reafinarlos después de tocar un rato debido a sus dedos sudosos. Todos estos problemas eran menos prevalentes con las cuerdas carísimas hechas en Munich, que eran seleccionadas debido a su fortaleza y aguante y su casi-perfecta uniformidad. Una o dos juegos de cuerdas de Munich (llamadas miniquinas) costaba tanto como un laúd o un celo; así que solo los músicos mas pudientes y bien vinculados podían permitirse el lujo. Uno de sus secretos, el exponer las tripas alargadas a una atmósfera de azufre durante su manufactura—lo que cubría la cuerda con una capa impermeable a la humedad—llegó a ser una técnica estándar en tiempos modernos.
No era ningún accidente que el laud cayó en desuso para el siglo 18, abriendo el paso para la prominencia generalizada del más sencillo y más fácil de afinar instrumento llamado guitarra. No fue hasta la década de 1940 cuando Alberto Augustine adaptó una nueva fibra, producto de la industria de polímeros a base del petroleo creada durante la Segunda Guerra Mundial, del material plástico llamado nílon, Su desarrollo resulta en que el laúd renacentista pudo reaparecer de nuevo en las salas de concierto. Al principio, pocos querían ponerlos sobre sus guitarras, aún prefiriendo la problemática de las cuerdas de tripa natural. Pero cuando Alberto Augustine persuade y convence en Nueva York al venerable guitarrista Andres Segovia a usarlos sobre su guitarra, todo cambió—con la ayuda de Segovia, la fortaleza, uniformidad e impermeabilidad del nuevo material ocasiona el desplazamiento de la tripa en el mundo de la música. Hoy en día solo unos
poquísimos músicos todavía usan tripa, puristas que insisten que la guitarra perdió muchísimo de su carácter y sonido original cuando tripa fue eclipsado por el nilon. Así que hasta el día actual, todavía se producen cuerdas de tripa, usadas por guitarristas que perciben que sus primas cálidas y afirmativas son superiores al tono más seco del nilón. Si tienen la oportunidad de oirlos juntos, se darán cuenta enseguida de la notable diferencia entre los dos.
 
LAS CUERDAS DE ALAMBRE
Los primeros reportajes de la técnica de trefilar o estirar en frío el alambre metálico—o sea el obligar un trozo de metal a través de hoyos progresivamente más pequeños, estirandolo y asi aumentando su largura —cuentan de sus orígenes en Paris durante el siglo 12. Cuerdas de alambre fueron usados extensivamente sobre ciertos instrumentos punteados como la cítara y la cítola, el arpa irlandés y el arpsicordio. La evolución del alambre como cuerda musical ocurrió estrechamente al par de la evolución de las cuerdas de tripa, y se descubrió que cuerdas hechos de metales como hierro, cobre, bronce, plata, oro y acero no sólo tenían su rango y límites elásticos particulares, pero también poseían sus propias huellas armónicas, lo que le daba a cada uno su propia tonalidad o “brillo”. Instrumentos diseñados para cuerda de acero siempre eran de construcción más robusta que su contrapartes de cuerdas de tripa, debido a la carga mayor de tensión.
La historia de la manufactura de las cuerdas metálicas resume una cruzada en busca de materiales aún más fuertes, para así crear instrumentos de progresivamente más alta tensión de más y más confiabilidad. La meta de andar en busca de una tensión más alta siempre ha sido ligada a la meta de lograr mayor fuerza y sonoridad para el instrumento. Y esto lo impulsa el incremento histórico en el tamaño de las audiencias.
En cuanto a las cuerdas metálicas el logro de alambres con resistencia a la tensión aún mayor ha sido históricamente limitado por el estado existente de la metalurgia, y específicamente el progreso en la capacidad de martillar el hierro bruto para extraerle su contenido de carbón. Por más carbón que se le pueda extraer al hierro, más fuerte el alambre que de él se produce. Y por más grande el martillo, más carbón se le puede extraer. Originalmente la fuerza detrás del martillo era el músculo humano. Luego el músculo animal. Luego el vapor. Y por fin la fuerza hidráulica. Correspondientemente, al subir la tensión cordal, artesanos como nosotros teníamos que crear instrumentos con estructuras aún más fuertes y livianos para aprovechar la nueva sonoridad disponible.
Y así progresó la lutería. Los instrumentos cambian a través de las edades, más motivados por los avances en la tecnología cordal que cualquier otra cosa, que la moda, que la novedad, que los cambios culturales. Pero no es decir que estos factores no tenían influencia alguna.
Las cuerdas métalicas, siendo materia sintética trefilada y no material orgánico, durante la historia siempre han sido significativamente más uniformes que las cuerdas de tripa y cuero. Debido a eso, antiguamente la familia de instrumentos se subdividió en dos familias: instrumentos de plectro—con pocas excepciones usualmente aquellos portando cuerdas metalicas, y por las exigencias de alta tensión de construcción recio y robusto. En esta familia encontramos la mandolina, la bandolina, la bandola, el cuatro puertorriqueño, la antigua cítara española, la chitarra batente italiana, la guitarra centro-europea de cuerdas del metal (de donde desciende la guitarra folk norteamericana), el nuevo laúd español y su descendiente el laúd cubano, tanto como el tres cubano, y la guitarra folk norteamericana.
Por otro lado se encontraba la familia de instrumentos de pulso, tocada con la mano libre, punteado o rasguedo con los dedos. Usualmente y durante la historia los instrumentos de esta familia portaban cuerdas de tripa y tenían forma de reloj de arena, entre ellas las distintas guitarras españolas, grandes y pequeñas, las distintas vihuelas, el cuatro venezolano. El tiple colombiano evoluciono de la vihuela y la guitarra como instrumento de forma de reloj de arena, pero últimamente se le trocaron las cuerdas de tripa por cuerdas de metal (corríjanme si estoy equivocado) pero mantiene como instrumento de pulso y no de plectro. En eso es distintivo a la regla general.
Bueno, lo importante que quiero señalar es que por portar cuerdas metálicas por lo general, los instrumentos de plectro adaptaron trastes fijos en el diapasón desde épocas tempranas. Recuerda que la desuniformidad relativa de las cuerdas de tripa requerían trastes atados movibles y asi ajustables.
Al incrementar la tensión disponible de cuerdas metálicas más tensas, los instrumentos de plectro desarrollaron el diapasón añadido sobre la tapa, lo que proporciona más rigidez al instrumento que el antiguo diseño con el diapasón al mismo nivel que la tapa.
 
MANUFACTURA
Tuve el privilegio de conocer como amigo al ingeniero Jim Rickard, antes de su deceso. Era gerente de control de calidad de la fábrica de cuerdas D ́Addario, una de las más grandes y prestigiosas del mundo. Mucho de lo que sé y les estoy contando lo aprendí personalmente de él, Me relató la importancia del control de calidad en la manufactura de cuerdas, una importancia hasta más crítica que en otros productos manufacturados. De él aprendí que además de cualidades como resistencia de tensión y resistencia al moho, la cualidad suprema de la cuerda, lo que en sí le brinda todas las cualidades deseables de musicalidad y afinación—y por lo tanto los hace superiores competidores en el mercado—es el grado de uniformidad que pueden impartir a sus cuerdas. Como dije antes, es la uniformidad de la cuerda lo que permite a la cuerda vibrante producir una serie de armónicos cuyas frecuencias se alinean perfectamente en orden de números enteros. Esto es lo que el oído desea, lo que atrae al alma humano, lo que apacigua el salvaje—la musicalidad de la cuerda.
Mi dijo que la estrategia principal de lograr esta meta esta ligado a lo que ellos llaman “selección”. La ventaja que ellos guardan sobre sus competidores es la tecnología quehan desarrollado para mejor detectar diferencias infinitamente pequeñas entre una cuerda y otra.
Sus maquinas producen diariamente miles y miles de cuerdas a la altura de precisión e uniformidad que la ciencia pueda producir. Sin embargo, con toda esa precisión quedan desigualdades pequeñas entre cuerda y cuerda.
El proceso de selección requiere la evaluación y calificación del grado de uniformidad de cada cuerda. En las compañías más avanzadas, como la DÁddario y la Savarez, utilizan analizadores de láser para la selección y calificación de cada cuerda en varias categorías.
Las más uniformes son las más musicales y por lo tanto las más costosas; las menos uniformes son menos musicales y por lo tanto las menos costosas. Como me lo explico Jim Rickard, al final de cada día las cuerdas en el primer compartimiento serán las más costosas en el mercado. Las cuerdas en el segundo compartimiento serán las cuerdas regulares que se compran en las tiendas y las del mismo grado regular que las cuerdas que compro para mis cuatros en gruesos desenvueltos al por mayor. Las cuerdas en el tercer compartimiento serán las cuerdas más económicas que se consiguen en las tiendas.

En el cuarto compartimiento encontramos las cuerdas que solo los fabricantes de guitarras en grandes masas compran para ponerlos sobres sus guitarras más baratas. Y en el último compartimiento encontramos las cuerdas que terminan en guitarras de juguete para los niñitos.

 

 

Cuerdas de mi tierra--El libro

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Juan Sotomayor
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ENDOSOS:

* - Bellísimo Libro ¡Qué extraordinaria sorpresa! ... Abundante en datos, vemos en tu libro una investigación exhaustiva del tema: los instrumentos de cuerda. La documentación fotográfica es excelente y profusa, lo cual da el ambiente adecuado para conocer las personas que hicieron grande el arte musical de nuestro pueblo, desde los tiempos legendarios donde apenas hay evidencias de su existencia, hasta los más célebres tes intérpretes del instrumento en el presente. 

Mi primer contacto con el libro ha sido hojearlo, mirar las fotos e ilustraciones, observar las variantes que adoptan los instrumentos en distintas épocas y espacios geográficos, leer algunos puntos de atracción entre los muchos puntos de interés que tiene el libro, transportarme extasiado hasta mi infancia, cuando escuchaba en la radio a artistas como el Maestro Ladí, Maso Rivera, y otros. Recordé que, en mis años de estudiante universitario, Samuel Santiago, que había sido fotógrafo de la UPR y en aquel momento era dueño de la Galería y tienda La Pintadera, me decía: "Entre estos dos cuatristas, yo prefiero a Maso, porque Maso es alegre y juguetón cuando toca el cuatro, tiene buen humor y picardía; en cambio Ladí es formal y ceremonioso. Ladí no se sale del canon del pentagrama, su música es seria; Maso juguetea con las cuerdas del cuatro, rebusca todo el largo del diapasón en busca de efectos nuevos, y le imprime sonidos jocosos cuando quiere..."   ERNESTO ÁLVAREZ, PhD. Autor, "Las Máscaras del Islote: Antropología artesanía y folklore en Arecibo" y "Manuel Zeno Gandia: Estetica y Sociedad"

* - "Le felicito por el trabajo que han hecho—William, Juan y el resto del grupo - una valiosa aportacion a la historia musical de Puerto Rico..." GUSTAVO BATISTA -musicólogo (ret.) de la Universidad de Puerto Rico.

* - "Este libro es la enciclopedia más completa de nuestros instrumentos nativos de cuerda..."
NESTOR MURRAY IRIZARRY, director del Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico, Casa Paoli, Ponce PR


Resúmen de contenido

Capítulo 1: INICIO DE LA JORNADA
El primer capítulo explica las primeras inquietudes del fotógrafo del New York Times Juan Sotomayor Pérez que lo impulsó a formar el Proyecto del Cuatro Puertorriqueño. Confrontando un gran vacío histórico, Sotomayor, William Cumpiano y Wilfredo Echevarría se dieron a la tarea de comenzar una búsqueda comprensiva de los orígenes de los instrumentos nativos de cuerda de Puerto Rico.

Capítulo 2: LA ORQUESTA DE LOS JÍBAROS
El segundo capítulo cubre el primer logro del Proyecto: el descubrimiento de evidencia—previamente ignorada—probando la existencia en el siglo 19 de un distintivo conjunto campesino:la Orquesta Jíbara Antigua fue formada de un cuatro, un tiple, una bordonúa y un carracho o güiro. Cuenta de los esfuerzos del Proyecto en restaurar la antigua agrupación y sus potencialidades para la música de hoy día.

Capítulo 3: LOS TIPLES DE PUERTO RICO
Cubre el primero de los instrumentos autóctonos: el tiple. Explora los antecedentes del tiple en la Europa y España medieval, las Islas Canarias, los usos del diminuto instrumento en la vida y quehaceres del campo, y el esfuerzo de rescate de día presente por parte de diferentes grupos y organizaciones de la Isla.

Capítulo 4: LA INSÓLITA BORDONÚA
Un instrumento que se oía en los campos del siglo antepasado, relegado al olvido. El capítulo reúne los pocos rasgos que persisten del misterioso instrumento, el cual se dejó de usar por completo—pero su nombre brinca y se asienta sobre otro distinto instrumento, también hoy olvidado. Nada queda de la antigua bordonúa más que un esfuerzo de rescate del Proyecto en traje moderno para el tiempo presente.

Capítulo 5: ¿QUÉ LE PASÓ A LA VIHUELA?
 El Proyecto del Cuatro descubre que un instrumento campesino que se conoció como “bordonúa” durante el siglo 20 realmente descendió de un olvidado instrumento del siglo 19, descrito en libros de su tiempo como “vihuela”. El Proyecto se dirige a la labor de retornarle el nombre verdadero a este vestigio olvidado de tiempos pasados, como también en estimular un renacer del mismo en forma moderna. 

Capítulo 6: El CUATRO ANTIGUO
Expone los antiquísimos orígenes en España y Europa del icónico instrumento nacional, en su configuración original de cuatro cuerdas sencillas, y su utilidad en los campos y los pueblos de la Isla. Describe un esfuerzo de corta vida de modernizar el rústico instrumento durante los comienzos del siglo 20—plasmado en un nuevo instrumento que también cae en el olvido: el cuatro de ocho cuerdas. Seguimos la pista de los grandes intérpretes del cuatro antiguo de cuatro y ocho cuerdas.

Capítulo 7: NACE UN NUEVO CUATRO
Las corrientes musicales e instrumentales recorriendo el Nuevo Mundo a fines del Siglo 19, originando en España e Italia, propulsan en Puerto Rico—como también por todo el hemisferio—la creación de nuevos instrumentos de cuerda, mejor capacitados para ejecutar la música del momento. En Puerto Rico aparece un nuevo instrumento de diez cuerdas, encordadas y afinadas al nuevo estilo español, el cual asume y se apodera del nombre del viejo y tradicional instrumento de púa de cuatro cuerdas.

Capítulo 8: El CUATRO AHORA PERTENECE AL MUNDO
Este capítulo nos trae al día de hoy, trazando la historia musical y cultural del Cuatro Moderno en Puerto Rico y la diáspora. Se enfoca en los grandes intérpretes del pasado, la generación de instrumentistas mayores venerados que mantienen vivos las viejas tradiciones; los superestrellas de la actualidad que llevan en alto el instrumento nacional a través de los escenarios mundiales; y la nueva cosecha de jóvenes intérpretes de asombrosa capacidad y conocimiento.

Capítulo 9: APUNTES SOBRE LA ARTESANÍA TRADICIONAL DE LOS CORDÓFONOS PUERTORRIQUEÑOS
El mundialmente reconocido escritor, maestro y constructor de instrumentos de cuerda William Cumpiano reúne no solo la acústica e historia de la artesanía instrumental, sino también los relatos de la manera en que los instrumentos tradicionales se confeccionaban en el campo en tiempos pasados. Resume también las técnicas y conocimientos de los grandes artesanos instrumentales del día de hoy, descritos en sus propias palabras.

APÉNDICES:
• Resumen en Inglés del contenido del libro
• Galería de fotografías
• Listados de cuatristas
• Tablas de notación, cronología y eventos
Bibliografía

 

Los pantalones de la PRERA

 REGRESAR  RETURN                                                      Restauración por Noemi Valentín

Iluminado Davila

Iluminado Dávila
El supremo maestro moroveño del cuatro es nuestro orgullo nacional

 
Iluminado Dávila durante la década de 1950

Iluminado Dávila en 2016

Oigan y vean a don Iluminado tocar un pasillo aquí.


Entrevista con Juan Sotomayor hacia 1998
Transcripción y redacción de William Cumpiano

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Mi nombre es Iluminado Dávila Medina. Yo nací en el día 1 de Julio en 1918, en el barrio Monteya [de Morovis].

¿Cuándo empezó a tocar con Pascual Meléndez en la radio?
Nosotros tocamos un programa en Arecibo. Eso fue como para el 1956 en un programa en la estación WCD en Arecibo, pero después ese programa lo terminamos y yo no toqué más con él por radio. Vivía en Vega Alta y nos encontrábamos a cada vez a menudo por ahí y tocábamos cada vez que nos encontrábamos, pero el programa lo dejamos de tocar. Tocamos como por 3 anos. El programa se llamaba “Onda Morobeña”. Yo hacia el primer cuatro y él segundo cuatro.

Yo al maestro Ladí lo conocí para ya para el año 1945 y después ellos transmitían el programa de Industrias Nativas por la WKAQ en el recinto sur en San Juan. Entonces yo trabajaba en una guagua y el tiempo que me sobraba libre me iba pa’ el programa y así fue que yo conocí a Don Felo, Ladí, a Leucadio, a Toribio, a Isabelo: conocía a todos, conocía al grupo.

Ladí empezó a tocar en la radio, eso yo bien no lo recuerdo, yo se que eso fue cuando yo estaba bien muchacho, como de diecisieta a dieciocho años. Yo empecé a oírlo como para el ano 1935. Entonces era el único programa que se oía por radio, era: Leocadio Vizcarrondo, cantante; Isabelo, primera voz; don Felipe Goyco, que era guitarrista; Toribio que tocaba el güiro, y Sarriel Archilla que era el primer cuatro. El programa era el único que se oía y el mejor grupo era ese. Yo creo que se oía en todo Puerto Rico, porque era en todos los Domingos, primero era los Sábados y después los Domingos. Era el único programa bueno en esos días, y pues’ no había otro grupo bueno que tocara.


Iluminado Dávila en 1996  Foto por Juan Sotomayor

¿Cómo era el programa Industrias Nativas? ¿Cuando uno llegaba a tocar estaban listas las canciones o era improvisado?
No, no eso ya estaba ensayado. Se ensayaba los jueves. Estaban los doce números, que era lo que cabía en la hora. Y entonces ya se tenia ensayado. Y ese día, si empezábamos a la una teníamos que estar a las doce y media allí. Entonces se le daba un repaso a los números, y cuando empezaba el programa a la una, ya teníamos todo [listo].

El que estaba a cargo era Mariano Aldava. Él estaba en el control. Ladí no hablaba, ninguno de los músicos hablaba, si no que había era el locutor y ese era Wiliam Cordova Chirino. Él era el dueño del programa. Nosotros nos sentábamos allí a tocar los números en el orden en que iban. Hacían unos pocos anuncios y después anunciaban el Conjunto Industrias Nativas, en tal número de fulano de tal, el autor, y allí rompíamos nosotros...

El maestro Ladí tocaba danza, mazurca, pasodoble, vals, bolero... él tenia todas esas composiciones, como él era compositor también... Era el tronco de los músicos, porque después nosotros seguimos copiándonos de él y después ahí hubo un paquete de músicos extraordinarios. Pero el que realmente nosotros nos dejamos ir era por él, y pues aprendimos... nosotros aprendimos de unos y los otros aprenden de uno y así pues, seguimos la escala. Y en tiempo tenemos un mundo de cuatristas que son extraordinarios. Pero yo siempre saco pa’ mi al maestro Ladí, porque aquí hay muchos cuatristas buenos y si uno se pone a mencionar ahorita cuatristas, mire, nunca termina...
Ladí, él siempre se esmeró mucho en la música puertorriqueña típica, la nuestra, porque él decía siempre que el cuatro era un instrumento que se podía hacer muchas versiones con él. Como ahora mismo se toca el rok se toca el cuatro clásico también. Ahora mismo el cuatro tiene música escrita que se lee--antes no--antes era de oído pa’ nosotros.

Cuando él se trasladó a los EEUU, el dio a conocer la música nuestra allá y se metió en los mejores sitios allá en los EEUU, en los más grandes. Se metió en un sitio donde iban los mejores guitarristas, y él fue con su cuatrito, y allí él interpretó danzas de él y números de seises. Dicen que fue un éxito y dio a conocer la música. Siempre estuvo con la música nuestra.

La música de nosotros estuvo bastante por debajo, pero después Paquito López Cruz, que era doctorado y músico, siguió la música para arriba. Y ahora todo el mundo coge todo esos instrumentos, muchachas y muchachos jóvenes, y pues, le dio un gran impulso a la música. Don Paquito, que en paz descanse, se dedicaba a eso y quería que la música nuestra estuviera siempre arriba.

Cuando [en la Segunda Guerra Mundial] las personas que estaban en el ejercito conseguían música de aquí pa’ llevarla allá donde ellos estaban, por lo menos pa’ oírla. Como estaban fuera de Puerto Rico, por lo menos que le sirviera, y la llevaban para allá. Ya había grabaciones. Y eso, pues a ellos los estimulaba para oír la música nuestra allá.

[Durante la década de 1950] Ramito, Chuíto, Moralito, bueno esos trovadores le dieron un buen empujón a la música. Porque donde quiera que ellos los anunciaban, todo el mundo acudía, y esos programas de radio, nadie se perdía esos programas. Y como eran unos trovadores excelentes Ramito, Germán Rosario, Víctor Lluveras Ríos, a nosotros nos gustaba oírlos, porque ellos le dieron una gran altura a la música nuestra.

Yo creo que los programas de radio, como se oían en todas partes, la radio fue una base principal. Todo el mundo oyendo al maestro Ladí, que fue unos de los primeros maestros que yo oí en la radio. Fue uno de esos que yo copié, y los que tenían mucho interés en esto siguieron con su instrumento, y ahora son unos grandes músicos en estos momentos. En la televisión, como yo le digo, no se presenta mucho, pero por radio lo oye todo el mundo. Tienen un programa y el que esta aprendiendo a tocar oye esa música, pues allí mismo. Ahora tienen una facilidad que tiene una grabadora y entonces cuando vienen al programa y tal y entonces preparan un casete y graban y entonces con esa misma grabación que hacen en la radio pues ellos mismos la graban y la tienen para aprender ósea lo hacen mucho más fácil que nosotros antes porque nosotros antes oíamos el programa en la radio pero no teníamos con que grabar y tenia que ser de oído, y entonces ese numero que queríamos aprenderlo también queríamos oírlo dos o tres veces para poderlo grabar nosotros en nuestra mente, pero ahora hay una facilidad con la grabadora.

Ahora mismo hay un programa en la WBB los Domingos Borinquen. Pues allí toca Neftalí, [con] un grupo bueno. Yo pues pongo mi grabadora y lo grabo [cuando] hay un numero que yo no he oído, ni lo sé. Pues yo pongo mi grabadora y después me lo aprendo. Ahora hay una facilidad enorme, pero antes no. Antes estábamos a la oscura. El que podía tener un fonógrafo o una vitrola--esos eran los que tenían chavos-- nosotros no podíamos. Ahora es mas para aprender la música.

[Había muchísimos grupos en mi tiempo] Cuando yo tocaba en este programa en Arecibo, después de nosotros tocaba otro grupo y detrás de ese grupo tocaba otro. Y donde quiera. Y ahora mismo en [?] hay una estación, en Isabela, donde quiera hay estación. En Arecibo. Hoy se oyen muchos programas típicos.

Ladí tuvo muchísimos anos tocando en la radio. Ladí cuando murió ya tenia como 82 anos y antes de él morir, como a los 81, él estaba tocando todavía. Aquí no mas en la casa de Polo. El todavía él estaba activo. Ladí cuando joven trabajó en la radio antes de irse para los EEUU. Estuvo un montón de años hasta que murió, y nunca dejó de tocar. El dejo de tocar cuando se postró en la cama, pero siempre estuvo tocando.


Iluminado Dávila conversa con el artesano de cuatros Julio Negrón, ambos de Morovis                   Foto Juan Sotomayor

¿Cuáles otros cuatristas estaban tocando en la radio en la época de Ladí?
Bueno, [había otro] tocando, un cuatrista [que] lo conocí después: Don Prudencio Meléndez de Arecibo. Él era de Utuado. Desde jovencito se trasladó a Arecibo en el barrio Dominguito. Gran cuatrista también. Yo no lo vi, pero me dijeron que había tocado con el maestro Ladí. Yo llegué a tocar con él en Vega Baja: muy buen músico, una gran persona. Entonces conocí a Juan Coto. Ese toco en ese programa Industrias Nativas. Juan Coto era de Bayamón. Y conocí a don Pini Maldonado de Utuado, otro buen cuatrista. Y después conocí a don Confesor Juarbes--era buen cuatrista también. Yo no sé si ha muerto, pero era bueno también. Y después fui conociendo músicos así como Nieves Quintero y todos esos grandes músicos en Vega Baja. Había otro cuatrista bueno que [llamaban] el Chago, que era tío de Pascual Meléndez.

Yo nunca toque cuatro de cuatro cuerdas. Yo siempre toque cuatro de 5 [ordenes] Ya a los 18 anos estaba tocando bastante. Pues siempre use el cuatro de 5 [ordenes], El tiple siempre ha quedado con las cuatro cuerdas: el tiple es como la mandolina, que la música es transpuesta. El tiple hay que saberlo tocar, porque yo lo afino con cuatro cuerdas y toco melodía o lo que pueda hacer con el cuatro, pero afinado como es el tiple, que es transpuesto, como decían antes.

Aquí el único que yo vi tocando [el cuatro de ocho cuerdas] era don Julio Negrón. Don Julio toca el tiple transpuesto, porque como él fabrica los cuatros, tiples y bordonúas, todo... yo lo vi tocando en un tiple pero vamos ha decir pero el cuatro así de cuatro cuerdas, yo no he visto ha nadie tocar.

Aquí en Morovis yo no he visto [nadie] tocando bordonúa. El único era Pascual, pero lo que el tenia era un cuatro de tipo bordonua, que le puso 12 cuerdas. Pero no era bordonua, porque si el cuatro de Pascual era grande y tenia orejas como ahora, ya era tradicional. Pero la bordonua era lisa. Él era único que yo vi, pero le digo el maestro Ladí dijo que no podía seguirlo porque cuando hacia segunda, no le salía... no se oía bien la sexta cuerda que estaba bien bajita y opaca.

Bueno, antes la música nuestra gustaba porque como se usaba tanto... y se amanecía de seis a seis, como se decía. Entonces los músicos se ganaban dos reales y medio por una noche: tres músicos toda una noche tocar por dos y medio. Pero así se usaba en todos los campos. En el tiempo de las Navidades pa’ janguiar pa’ donde quiera, yo recuerdo que ahí en esa parte [señala] donde yo vivía yo recuerdo, eso era Viernes, Sábado y Domingo. Se [bailaba] toda la noche y donde quiera, y en los velorios--que se tocaba mucho en los velorios, la música típica. Y entonces, antes, la Virgen... cuando se hacia la visita de la Virgen, allí en las casas--eso iba con música. Pues si había que tocar un rosario y se cantaban unos versos.. Eso era una tradición que había antes.

La música nuestra se oía, no había equipo ni nada, ni equipo eléctrico. Ahora póngase a tocar así sin equipo, con la algarabía... pero antes había con el respeto, que se ponía a tocar uno y nadie hablaba, nadie. Pero ahora uno va a tocar y parece una gallera. No tienen en cuenta que la música es pa’ escucharla. Y el maestro Ladí decía, “yo no toco donde haya alboroto, porque yo toco para que me escuchen y saboreen nuestra música. Y si hay una controversia, entonces pues yo meto el cuatro en el maletín”. Y así lo hizo como dos veces, que yo estuve en dos sitios. Y eso es una cosa correcta, porque si se esta tocando para apreciar lo que se hace... pero si es bla, bla,bla... pues en eso tenia razón.

[Ladí tocaba] también música jíbara, pero tocaba mas la música formal: la danza el vals, pasillo, pasodoble y lo que sea, porque en el programa que él tocaba había trovadores: Chuíto, Natalia, Julita Rostro. Él le gustaba todo, pero lo que más cantaba era lo que el componía y la que componía don Felo. Porque el seis era una música de aquí, que más valor tiene. Él atendía las dos cosas, pero siempre decía que la música de él, lo que él componía, él quería echarlo hacia arriba. Pero le gustaba la trova, porque era de aquí, nuestro, las trovas. Hay trovadores que murieron: esta Ramito, Moralito, Chuíto de Cayey, trovadores extraordinarios. Y los que hay jóvenes. La música típica no se acaba nunca y la trova, ¡olvídese!

[El cuatro] también se usaba en los florones, que era cuando moría un niño pequeño, había un florón y eso era un entretenimiento--y a la vez servia como para que se alegrara la gente. Se usaba antes pero ya no se usa tampoco. Yo hace tiempo que no veo eso, años y años. Todo eso se desapareció. [Pero el acabe todavía se ve] mas allá de las Marias, a mi se me olvida; Maricao. Si yo fui a tocar allí, cuando tocamos un grupo. Entonces venia unas personas de bastante edad, con sacos de café, con canastas de café. Entonces se metían en la tarima y explicaban como lo sacaban, como lo descascaraban y todo... explicaban, y llevaban el café allí. Ellos explicaban en persona. Yo fui allá a tocar como tres veces. Dicen el acabe del café en Maricao siempre es una tradición que no se termina, allí son cinco días de fiesta de distintos grupos, distintos grupos.

¿Y que clase de música tocaban en ese acabe?
Allí se tocaba típico, improvisaban por la cosecha del café, por los cojedores, y pues se tocaba también. Nosotros, como llevamos un trovador que es bastante bueno... pues, improvisaba Humberto Dávila y entonces tocábamos nuestra música de acá: danza, mazurcas, pasodoble y entonces venia un seis. Pues el seis improvisaba sobre la cosecha del café y la agricultura... pues el instituto nos pagaba quinientos dólares la hora a nosotros. Nosotros tocábamos una hora y teníamos que ir a donde nos mandara. Maricao era lejísimo, pero nos teníamos que ir a donde fuera. Quinientos pesos pues’ pa’ cinco o seis músicos que llevábamos no era gran cosa, porque el viaje en el carro no más ¿cuanto vale? Bueno por lo menos se defendía uno.

Ahora el instituto no esta llamando casi, porque yo pa´ el año pasado, para las Navidades, antes de Navidades--ya en Octubre, nos estarían llamando y hubo ahí veces tocaba 15 y 20 tocatas. Y el Instituto... el año pasado no toqué ninguna, y este año que paso una, la mitad, por que la mitad la pagaron. Acá ya casi no lo llaman a uno a tocar, porque entonces como hay otros grupos, se han establecido y son mas grandes y no pueden por quinientos dólares, no pueden ir a tocar a distintos sitios lejos... porque son un grupo de nueve y diez músicos. Aquí mismo había un grupo, Flor de Mayo, se quito del Instituto. Decían, “nosotros somos siete a nueve, y ¿cómo vamos nosotros a alcanzar?

¿Usted cree que las instituciones aquí en Puerto Rico deben ayudar a los músicos y cuatristas, y tratar de extenderle más apoyo?
Eso era lo que decía el maestro Ladí. Él le gustaba que se le diera más oportunidad a los artistas. Que aquí no se obtiene cuenta el valor de la música nuestra... que siempre esta por debajo, el decía. Yo siempre dondequiera que me pare trato de hablar de nuestra música, que se le dé mas valor a la música, que se ayude más. Pero siempre la música esta en el mismo sistema.

Bueno, yo le digo, yo antes me ganaba bastante pesos en la música. Y ya va tiempo que no gano nada. Y acá no se puede tocar, porque acá uno va tocar y acá quieren que uno toque tres horas por doscientos pesos. Ahora me estoy quitando y me quitaré porque ahora mismo estoy enfermo de la artritis y como uno no esta tocando casi nada, pues mejor uno eliminarse y estar tranquilo.

Ahí nosotros estamos haciendo una grabación y hemos grabado siete números y nos quedan cinco todavía. Y yo, pues como tengo este padecimiento no puedo ejecutar los números. Como es, estamos esperando terminar los doce números. Hoy vamos hacer un ensayo, para ver si el viernes podemos terminar.

El papa mío fabricaba los cuatros y los tocaba también, porque con él fue que yo me copiaba. Entonces yo me fijé cómo el lo marcaba en un tablón enterizo--porque ahora el cuatro se hace de piezas: La espalda postiza, el brazo postizo-- pero nunca me gusto el tipo de instrumento así, porque no tiene la misma fuerza de éste que es de la misma pieza. O sea, que el cuatro, cuando es de distintas piezas, pues tiende a cederse a aquí alante. Y las cuerdas aquí suben. Se ponen duros. Pero este cuatro tiene treinta y siete años o más, tiene. Yo siempre lo tengo afinado y mire, el cuatro esta siempre listo para tocar.

Entonces yo me fije en el papa mío, y el primero que hice fue éste y ahora esto de aquí, que es la nariz, se le hacen más grande a los cuatros, con otra forma más bonita, más elegante. Y yo, como fue el primero que hice, pue’ a pesar de todo esto me viene bien, porque si yo voy a bajar acá, esto no me molesta mucho [señala los trastes cerca a la boca]. Pero ahora como lo hacen desde acá, le impide a uno para bajar abajo.

Entonces yo hice un molde, y fui donde un amigo mío pa’ ponerle los espares al carro. Entonces vi ese pedazo de madera en la orilla de la carretera, y dije “mire Wardi, ¿de qué ese pedazo de palo que esta ahí? ¿Dará para un cuatro?, Y me dijo, “eso es maga” Y yo le dije, “Caramba, mira, si encontrara alguien que me ayudara a echarlo en el baúl del carro, yo me lo llevaba, para llevar a hacer un tablón. Voy a hacer un cuatro”. Me dijo, “cómo no, vamos”.
Subió un amigo mío, y entre los tres lo subimos, y lo llevé a un aserradero ahí en casa de Pepe Colón y me aserró el tablón. Estaba todo cuarteado. Estaba todo por aquí. La madera estaba... como tanto sol que le dio... pero yo me puse, y dije, “lo voy a hacer. Esto es una madera bien dura, la maga es bien dura. Por eso es que pesa, es pesado”.

Yo seguí haciéndolo, pero don Julio Negrón me dijo a mi, que me vio con un mochito, me dijo “eso lo desbarata porque esa madera esta tostada. Y se te va a desgranar”. Y yo le digo, “¡Olvídese!” Yo seguí poco a poco y me eche como un mes. Pero no se me desbarato, Y lo hice. Y entonces seguí con este cuatro. Y este cuatro es mi adoración. Y [alguien] me lo salió a comprar, [y le dije que] no. Hasta el día que me no lo vendo. Ya pasa de trenita y siete años. Yo tengo tres cuatros más, pero éste siempre lo tengo allí en el mueble pa’ platicar con él. Y esto para mi tiene un gran valor. Porque fue el primero que yo fabriqué. El papa mío me dijo “pero te quedó bastante bien”, y yo le dije, “papá, yo me fijo en usted cuando pones la escuadra de allí, yo hice lo mismo.”

Para hacer un cuatro enterizo, no es fácil. Tampoco en madera dura así, porque fíjese, que este con un pedacito de mocho--que el papa mío lo hizo en una fragua--y fíjese este cuatro todos los anos que tiene y esta derechito> uno lo mira así [de cabo a rabo], el cuatro que esta virado se ve aquí seguida: una curva aquí. Y este cuatrito... para este no hay dinero, es una joya para mí, Porque es el primero que hice. Y después seguí.

Todos los cuatros que yo tengo los fabrico. Ahora lo que yo no le pongo... sí le puedo poner la tapa y se las he puesto, pero lo difícil la afinación. Porque la afinación, cualquier chispito que se valla de aquí, a donde esta el hueso, ya la [daña la] afinación. Eso tiene que tener una cosa exacta. Yo nunca he bregado, ni bregaré en eso de los puentes y el diapasón y eso. Ahora hacerlo, sí.

Pero ya tampoco lo hago porque hoy en día hay una maquina. Yo consigo un tablón, voy pago treinta y cinco dólares, me lo ahuecan y lo cortan y luego hay que darle lija y llevarlo a tapar y hacerle eso. Pero antes como se hacia, ésa era la verdadera artesanía, y yo ya no fabricare mas ninguno.

[El cuatro] para mí, esto es como una terapia, una cosa que uno ya leva en el corazón. Si uno esta pensativo en cualquier cosa, coge el cuatro y se pone a tocar cualquier melodía y se le va de la mente.

                                    
                                                     Iluminado Dávila en la actualidad.

Es igual que los gallos. ¿Por que yo tengo los gallos? Porque yo me voy a darles comida y tengo pollos--y en la edad mía... si yo estoy quieto en un sitio... pensaron, si ya yo estoy viejo, mira en donde viene, que uno la mente la pierde.. y se pone uno... pero si yo tengo la mente [preocupada] y voy pa’ allá y le doy comida a los gallos, y le pongo a dar comida a los pollos... y me siento y cojo el cuatro y me pongo a na’, no hombre, no. Hay que estar hasta lo último-- interpretar algo, pues la mente no esta pensativa en ciertas cosas de que, porque habemos personas que pensamos que, si estamos en cierta edad... porque yo ya no puedo hacer mas hasta que el Señor disponga de uno.

Y eso es lo mío. Yo aprendí con mucho trabajo el cuatro--porque eso es una cosa que esta en mi corazón. Cada día que pasa, pues yo mas lo quiero y lo adoro. Quisiera proponer que venga muchachos nuevos aprender de uno. A mí me gusta ayudarlos para que él siga hacia delante, porque esto es lo que tenemos nosotros: Nuestra cultura. Lo esencial es nuestra cultura. Nosotros aquí tenemos que adorar nuestra cultura puertorriqueña y de defenderla hasta lo ultimo.

 

 

 

 

Juan Peña

Juan Peña
Distinguido cuatrista y compositor de Morovis 

Notas por David Morales
Selecciones musicales cortesía Colección Antonio y David Morales

Oriundo de Morovis, Juan Peña fue uno de los mejores cuatristas de Puerto Rico. ademas, fue un destacado compositor de musica instrumental para el cuatro.

Aunque no sabemos muchos detalles de su vida o carrera artistica, sabemos que compuso docenas de piezas para el cuatro y que su papa fue artesano de cuatros en Morovis.

Juan Peña grabó docenas de piezas tocando su cuatro para las decadas de 1940 y 1950. Las primeras grabaciones de Juan Peña que tenemos en nuestra coleccion se remontan al 1948 a 1949, donde acompaña a los trovadores Ramito, Moralito y Luisito, en los sellos Ansonia, Verne y Colonial respectivamente, con su propio conjunto. Para esta época Juan Peña dirigía un conjunto compuesto por su primo, Jaime Pena, en la guitarra y su hermano Chin en el güiro.

En esas tempranas grabaciones, Juan Peña tocaba un cuatro muy elocuente e inovador. La grabacion En Un Petate En El Suelo donde cantan Luis (Luisito) Morales y Marta Cuadrado, lo exhibe ejecutando con extrema elegancia.  Ademas, en la canciones Los Magos de Oriente (de Luisito), Tomo Para Olvidar de Moralito y Huerfano en el Mundo de Ramito, Juan Peña demuestra su destreza y dominio del cuatro.

 

 Juan Peña acompaña a Luisito y Marta Cuadrado en "En un petate en el suelo"

 Juan Peña y su conjunto tocan su versión de "La Borinqueña" en una grabación sobre el sello Ideal #1027

 Juan Peña acompaña a Moralito en el mapeyé "Tomo para olvidar"

 Juan Peña toca cuatro en el mariendá Huerfano en el mundo; canta Ramito. Ansonia #5046

 

 

Julio Negrón

Julio Negrón Rivera

Premiado maestro artesano de instrumentos de Morovis 

Entrevista con el artesano en su taller de Morovis por Juan Sotomayor circa 1994. Transcipción y redacción de William Cumpiano

     [Me llamo] Julio Negrón Rivera. Nací aquí en Morovis en el barrio Montellano el 28 de enero del 1926. [El nombre de mis padres es] Eusebio Negrón Rivera y Carmen Rivera Barreto. [Mi esposa se llama] Mercedes Rivera Barreto. Tengo nueve hijos. No me acordaré de algunos: está Germán, está Julio, está Jesús, está Enrique, está Gerardo, está Marta, Socorro, Teresa, y Rosa.
     Mi papa tocaba el cuatro de cuatro cuerdas y el de diez. Y él lo construía también. Si, precisamente, yo seguí el ramo de esto. Yo empecé a bregar con los instrumentos a los once años. Empecé con el Guaraguao y el Yagrumo. [Hacía] el cuatro de antes, simplemente era una bomba abajo, un poquito largo arriba, cuadrao, y con cuatro cuerdas. Ese era el cuatro antiguo.
     Precisamente [escogí el cuatro] porque a mí me gusta la música y si mi padre lo hacía, que el no tenía ni letra, pues ¿cual es la razón que yo no podía aprenderlo? Él trabajaba en la carpintería. Esto no daba para vivir anteriormente. Entonces yo me entusiasmaba porque aparte de cuando él lo hacía, pues como el lo usaba también, pues eso a mi me satisfacía, me llenaba de una euforia que yo quería hacer lo mismo también. Y seguí luchando con la música y actualmente pues no he tendido a dejarla. Claro lo mío principal es la carpintería pero, actualmente pues yo gusto retirarme de la carpintería, yo estoy to' agolpeao, pues seguida lleno con la artesanía y ahí estoy.
     Yo empecé a bregar con el Instituto de Cultura en el 1962. El Instituto empezó en el '52. Ya para el '58 pues se estaba gestionaba a ver cómo se reunían los artesanos, a ver cuales había, cuales eran mas diestros, cuales no, hasta que por fin el Instituto, a través de Don Ricardo Alegría y de Walter Murray Chiesa que era uno de los ayudantes, que actualmente todavía está, pues ya pa'l '62 me costo entrar con ellos, porque ellos me compraban mis instrumentitos, pero claro, yo no quería ligarme mas nada. Ellos querían que compitiera. Tan al extremo fue que a lo ultimo, me costó el tren, y seguí compitiendo a nivel de isla con los demás. Pude adquirir mis premios, entonces eso me indujo a ir superándome en los instrumentos y a perfeccionarlos.
     Actualmente tengo instrumentos en el mundo entero, gracias a Dios. He tenido que estar fuera por dos ocasiones: en el '85 fui a recibir un premio a Washington por la National Endowment for the Arts el día cuatro de Septiembre del 1985, y después fui premiado por la Budweiser también. Obtuve otro premio en el Canal 2, va casi dos años.
     En las mismas ferias, uno aprende y se estimula porque uno ve los trabajos que otros llevan y a veces lo llevan a unos precios que yo comprendo que ellos están cobrando ese trabajo, porque es natural, el trabajo es algo serio. Pero que a veces se puede hacer el trabajo de mas calidad por ese mismo dinero. Pues entonces a veces hay personas que piden una cantidad, y uno oye al público, "mira ese instrumento está lo más bonito y qué sé yo, pero mira, no afina correcto, no tiene la terminación que debía tener," y todas esas cosas le sirven a uno de escuela.
     En cuanto a escuela se refiere, yo lo que tengo es segundo grado, yo no pude estudiar. Claro, anteriormente por no estudiar, pues el hijo de Don Fulano podía, pero al hijo del pobre no era tan fácil. Vivíamos en los campos, en lo último. Y ahí, con veinte mil sacrificios hacíamos lo que hacíamos.
Precisamente [me inspiró] Don León Ortiz, que lo conocí en el pueblo de Corozal. Era un artesano de verdad. En cuanto a otros artesanos que hay actualmente, pues está Eugenio Méndez que es muy bueno, entonces hay uno que murió va un par de años. Yo veía los trabajos de él muy bien, pero yo entendí que yo podía mejorarlos. Y seguí, entonces al tiempo él murió. El se llamaba Don Carmelo Martel, de Utuado. Entonces tengo otro compañero que trabaja bastante bien. No sé si esta por Cantera en Santurce, Don Juan Reyes.
     Entonces hay otro señor que trabaja muy bien el instrumento, pero claro, el asunto de él está en escala comercial. Me dijo que está ahuecando dos instrumentos a la vez, o sea ya está industrializado, y eso pues, yo no sé pero yo hallo que no es artesano, entonces eso, claro, a mí me chocó. Yo no quise decirle, el público a veces se enoja, pero que menos uno cree, pero yo reconozco que es un maestro. Claro, el trabaja, pues son to's de estudiantes, yo lo aprendió lo se, y pa' asuntos de esta, en las tiendas. Hace unos instrumentos algo serio. Que es Don Cristóbal Santiago.
     Había un señor de Florida me decía eso la semana pasada, y yo dije, "bueno, a lo mejor desconocen una parte, y viene la otra." Claro, pues él me vaciaba los tablones con esta maquina que me he hecho ahora, y los vaciaba más fácil que yo. Me toma a mí tiempo, y tengo que meter las manos. Él, pues no tiene que hacerlo, Gracias a Dios. Pero yo, eso me satisface, porque se ve la evolución. Primero yo lo hacía a berbiquí. Actualmente pues yo, el taladro me resuelve, y con las manos hago el resto.
     Mi primer maestro fue mi padre, Eusebio Negrón. Después de ello, pues claro Don León; en una ocasión que yo le pedí que me terminara un cerquillo de un cuatro que yo estaba haciendo. Entonces yo no tenía el material, no lo conseguía fácil. Entonces él me dijo, si me consigues un pedazo de Maga, una canilla de un soco viejo, yo te hago lo que tu quieres. Le digo, "pues trato hecho. Ese viene ya mismo." Y como yo estaba en la carpintería, y precisamente estaba bregando con un rancho viejo, le conseguí el soco, lo labró por los cuatro costados, y se lo llevó. Y me dijo, "a este pedacito de madera yo le saco mas de doscientos pesos," fue lo que me dijo. "No te apures que tu cuatro te lo voy a hacer" Y me hizo un trabajo algo serio. Sí. Y claro, viendo todas esas cosas, pues, yo dije, "si yo hago todo el instrumento completo, cual es la razón por que, yo te busco la forma y terminarlo completo, que nadie tenga que ponerle un dedo encima." Sino, que yo lo entregué terminao. Pues gracias a Dios actualmente puedo hacerlo con quien sea."
     A través de mi trabajo, en la feria, alguna que otra persona, mi propio taller, pues hay quien, claro, le dice la verdad uno conciente, y no perjudican a uno. Pero he sufrido una experiencia muchas veces: ven que le presento un trabajo terminado y dicen, "oye, ¿pero quien terminó esto, como terminaron esto? "Este servidor que esta aquí." Claro, yo no puedo comparar el trabajo que hago hoy con lo que hacía por lo menos quince o veinte años atrás. Pero yo tengo ahora mis instrumentos ahí terminaos, que no se le han puesto una cuerda encima, que no tengo por dudar para irlos a encordar, y sirve. No le he dao ni bayeta todavía. 'Tan ahí en el rancho, los pongo a esperar. Pero claro, he sufrido to'as esa experiencias. "Ah, ¿pero como tu vas a hacer eso?" Porque, claro, como uno es un jíbaro que es lo de acá del campo, pues, creen que el que está en el pueblo na' mas es el que tiene derecho a vivir. Y eso no es así, he sufrido muchas experiencias de esas pa' conseguir mi maquinaria, (que la maquinaria que yo tengo, pues es de'so) y las herramientas de mano, que yo mismo hago, de mochos viejos, y cantos de segueta y de'sos... porque si, el taladro me ayuda a vaciar, pero lo de ahí afuera hay que meter las manos. A través de las competencias con los instrumentos, y ciertas personas que de uno forma u otra se han interesado, pues ellos mismos me dan la publicidad. De hecho, yo no llevo publicidad, ni a la radio, ni a la televisión, ni a ningún negocio que se dedique a publicidad.
     Mi viejo hacía dos cuatros al año. Hacía uno para la venta, y hacía uno para él. Cuando se vendía el de él, hacía otro. O sea, no había ambiente. Actualmente yo no hago cantidades. Porque yo podría hacer cantidades, pero en eso yo tengo poco cuidao. Yo trato de hacer calida', no cantida'. El que quiere un cuatrito de aprendiz yo se lo hago, no hay problema, yo no lo voy a enojarme. Pero me mantengo en lo que puedo y sale profesional de verdad. Que si tiene que rechazarlo por algo, en confianza me lo puede decir, que a mi no me está malo en ninguna manera. Y gracias a Dios por esa parte pues, he podido mantenerme. Actualmente en Morovis, pues hay muchos fabricantes. Que más que menos. No quieren identificarse, es la primer parte. Por no tener compromiso después para quien le vendieron. Ellos no identifican un instrumento. Ellos saben el instrumento que es de ellos. Pero ellos no lo marcan de ninguna manera. No quieren problemas. Entonces, pues cuando sale un instrumento flojo, que no se une a las condiciones por alguna razón, pues ellos no son responsables porque eso ellos no lo hicieron. Y ese no es el asunto. Mis instrumentos van marcaos. Yo uste' lo trajo a arreglar, yo se lo voy a marcar después que yo lo arregle. Sí. De lo contrario, yo no le preparo.


El gran cuatrista Iluminado Dávila y su conciudadano moroveño Julio Negrón comparten en 1994. Foto de Juan Sotomayor

     [Yo no vivo totalmente de mis instrumentos], no totalmente de'sto porque yo brego que más que menos en la agricultura en argo. Pero actualmente como yo estoy retirado también, mi trabajo es carpintería, pues a través del Seguro Social y miserias que a mas que menos uno hace, pues he podido mantenerme. Pero yo levanté mis nueve hijos ahí a pulso. Y actualmente yo estoy trabajando casi lo mismo. Claro, ya ellos se casaron, pero yo tengo un sinnúmero de nietos. Ahora mismo yo tengo veintiocho nietos. Tengo cuatro bisnietos y yo por cualquiera de'llos hasta donde yo pueda saco la cara. Lo que yo no pue'o, no pue'o hacer. Pero mientras pueda, brindo... siiii.
     Yo dos o tres cuatros y dos o tres guitarras las hago al año. Podría hacer cantidades. Pero en asunto de comercio, no me consigues. Porque yo puedo trabajarle a equis tienda pa' ellos vender. Precisamente cuando empecé con el Instituto, un par de tiendas, pues... y hizo esa parte y se lo agradezco. Me dieron la mano hasta cierto punto porque pude hacerme de unas herramientas y no me vinieron mal. Pero yo tuve que hacer instrumentos en ese entonces hasta de cuarenta y cinco dólares. Entonces, descontando los gastos que me salen en materiales, ¿cómo saldrían los días míos de trabajo?
[Entre los mejores artesanos] podría decir Eugenio Méndez. Podría decir Vicente Valentín. Cristóbal Santiago. Claro, pueden haber otras personas que yo no las conozco, y... ser unos generales, pero no quiero tampoco a perjudicar a nadie tampoco, yo no... Pero que reconozco el trabajo que yo he visto de ellos. Hay un señor de apellido Guerrero. No me engañes... en Guadalupe, de Utuado, o de Utuado pa'llá. Y claro, hace unos trabajos... algo serio. Entonces, claro, que más que menos hay otros de Corozal. Trabajo fabuloso. Laureano Montesino. Él tiene taller cerca de la emisora radio Oro en Corozal.
     Tenemos buena relación [con los músicos], una buena amistad nos ha unido. Entonces en cuanto al uso del instrumento yo lo uso hasta cierto punto. Yo no me dedico a eso. Tengo mi grupo familiar, con mi familia, cuando nos podemos reunir y eso. Pero como decir de estar en cualquier sitio, eso es mentira. No podría hacerlo, porque ellos dependen de su trabajo, tienen sus compromisos, son padres de familia. Cuando estamos en equis días libres y hay una oportunidad de oir a una u otra persona razonablemente, pues vamos. Si, hemos ido a las emisoras, en WAPA televisión. Hemos estado fuera. Todo lo hemos hecho. Pero ellos tienen sus trabajitos y actualmente no puedo quitarles a ellos porque yo no les puedo pagar a ellos lo que ellos en sí se ganan. ¿Vez?
El instrumento para mí es, todo lo mismo. En mi alma esta en eso. El día que yo no tenga instrumento... me alíneo. El día que más mal me siento, cojo un instrumento y lo sueno y con eso yo satisfalgo. Yo tuve la experiencia hace casi tres meses... hay un señor de Manatí. El señor está inválido. Está inválido del ejército. Simplemente le funciona la mano izquierda.
     Anda con trabajo, con un bastón. Esta mano, casi... bahh. Él tiene cuatro guitarras. Yo tuve que hacer a él pa' simplemente él sonarlo con ésta mano, lo que él pueda, porque eso le satisface a él, porque el no puede hacer otra cosa. Y él está en un sillón de ruedas. Pues se lo hice al hombre. Está muy satisfecho. Se llama Don José Robles Reyes, o algo así. Pues claro veo esa situación. En la condición que él aprecia el instrumento, en su situación de vida como él la tiene, ¿porque yo no puedo apreciar lo que yo hago, que eso me satisface a mí? A mí me satisface coger un pedazo de madera y darle forma y ponerlo a sonar. Y ponerlo a sonar que sirva. Porque a ponerlo a sonar lo hace sonar cualquiera. Ahora, cómo suene es la cosa.
     Yo diría se está consiguiendo calidad de instrumentos algo seria, actualmente. Ahora, si vamos al montón, como se nombra, pues entonces habría que escoger'os. Pero si queremos buenos instrumentos, hay quien los prepara. Ahora también hay que preparar instrumentos en apariencia, un cuatro enterizo muy elaborado, y que sí yo, y se lo dieron en doscientos pesos, doscientos cincuenta, trescientos pesos. Pero entonces cuando usted busca la harmónicas, buscó la escala musical, pues ya ahí hay algo que no cuadra, porque hay desbalance, no hay sonido timbrado, era incómodo, está durísimo pa' tocar. Por eso, lo que pasa es que se hace un instrumento a to' escape, porque lo que quieren es un instrumento enterizo, enterizo. Pero hay unas cualidades en el instrumento enterizo. Que debe tenerlas. Entonces hacemos el cuatro mas o menos... anteriormente pues se hacía un cuatro, se enhuecaba, se labraba to' lo que se pudiera. Pero como no hay tales herramientas, no había tal adorno que se pusiera. Actualmente hay el adorno que usted quiera de afuera. Y yo hago el que usted quiera de aquí. Ahora, si quiere de allá fuera, yo tengo un caja llena ahí. Pero yo lo hago de aquí. Ahora, como ese trabajo requiere tiempo... requiere una habilidad, un cuidao, eso no lo puede seguido hacerlo en una hora, porque de qué manera... ahora, quieres una roseta de afuera, yo se la monto ahí en media hora. Pero si me pide un trabajo de esos, ya... aquí un señor la semana atrasada, me decía que este trabajo él lo había visto en casa de Guilín. Digo, "caballero, con todo el respeto que usted se merece, usted me va a perdonar, pues ese trabajo no lo hay en casa de Guilín, porque Guilín no lo hace. Guilín puede hacerlo. Pero el no se pone a hacerlo. Porque coge tiempo. Yo lo pago a usted a cinco dólares la pulgada que usted me traiga de ese trabajo. Entonces dice, "no, no, es una broma porque es que se parece." Digo, "ahhh, que se parece una cosa. Pero vamos a hacerlo. Vamos a hacerlo y yo le voy a decir pedacito por pedacito de qué es cada madera. Cual es la razón que yo no pueda hacerlo. Ahora... coge tiempo, requiere su cuidao, pues el que quiere ese trabajo y lo paga, yo le hago el trabajo ese trabajo. Si lo quiere liso, se lo hago liso. El que lo quiera con marquetería de afuera, se lo hago con marquetería de afuera. Ahora, él tiene que valorar lo que está mandando a hacer. No es en sí el instrumento enterizo. Porque el instrumento enterizo, si tiene sus propiedades, que no se les pueden quitar. Pero yo se lo hago de láminas también y se lo hago de pedacitos de un cuarto, pa' que usted vea que sirve. Ahora, lleva un trabajo algo serio.


El dotado artesano, foto tomada circia 1960 por Walter Murray Chiesa

     El cuatro típico de nosotros era de cuatro cuerdas solas. Actualmente usa diez. Cuando se hizo de cuatro cuerdas sonaba poco. Sonaba bueno. Pero sonaba poco. Entonces se le aumentó una cuerda y hicieron cinco. Y sonó más. Actualmente tiene diez. Lo que se hizo fue que se dobló el encordaje: tiene dos primas, tiene dos segundas, tiene dos terceros, dos cuartos y dos quintos. Entonces si no lo quiere con dos quintos, ni dos cuartos, ni dos terceros, pues pone una prima con el tercero, que sirve como requinta. Una segunda con el cuarto, y sirve como requinta. Y un tercero con la quinta, y sirve como requinto. Simplemente si pone los tres entorchaos, en las tres posiciones tercero, cuarto y quinto, él suena más. Hay más volumen. Pero la calidad de sonido no es igual. Entonces al usté' poner un tercero y una prima, la prima sube dos milésimas más y entonces requinta el tercero y se oye un sonido algo serio.
     [Un buen cuatro requiere que] el sonido de voz que sea bien timbrado. Y la principal es la escala. Entonces el sonido de acuerdo d'esa resonancia con la caja acústica que tiene. Puede tener una caja acústica que suene muchísimo, afina bien, pero el volumen del sonido no gusta. Y eso no sirve, ¿vez? Porque eso sirve pa' alborotar. Pero calidad de sonido, pa'l oido, no... no hay aprecio ninguno. Por eso el timbre de voz es muy importante en eso.
     Primeramente se trabajó el instrumento en Guaraguao, la caja principal y su tapa Yagrumo. Eso es formidable. Ahora, hay unos pro y hay unos contras. El Guaraguao es formidable hasta cierto punto. Usted hace una docena de cuatros de Guaraguao idénticos en todas las medidas en todo, y hay unos superiores, de los doce que hizo. Entonces ahí tiene que ponerse a adivinar que pasó. No ha pasado nada. La madera de Guaraguao usted la trabaja y muchas veces tiene la suerte que logró la caja y no se explotó. Pero por naturaleza el Guaraguao se explota todo. Tan pronto el instrumento se explotó, ya cambia el sonido porque entonces usted tiene que ponerse encolar y la cola demás que usté meta en cualquier instrumento que sea le perjudica. Porque entonces hay una parte plástica que resta sonido.
Si usté ve el árbol de donde se sacó éste pedazo, usté no lo cree mas nunca. Este árbol tenía mas de tres pies de grueso. Y apurao se sacaron esos tablones y no sirven. Ahora mire la diferiencia. Este palo está explotao aquí y aquí. Y está explotao aquí. Este palo está explotao ahí. Ahí hay un cuatro marcao, pero eso no se ha hecho. Entonces, aquí está explotao, aquí está explotao, aquí está explotao. Ese es el problema con el Guaraguao. Pero si usté lo hace, el va a sonar bueno. ¿Pero usted sabe toda la cola que se le mete para todas esas hendeduras ahí, pa' unir? Como no, usted lo va a unir. Pero eso mismo le resta sonido. Entonces muchos, pues desconocen eso. Ahora usté logra una caja sana y se baja a una medida exacta de grueso... no tiene problemas, saca un bonito instrumento. Pero entonces por experiencia aquí vienen varios compañeros de otros pueblos y me traen esos cuatros lindísimos, bien cortaítos y que sé yo lo mas aquel. Y cuando lo cogen encordaos después, pues se llevan la desilusión porque no suena como él quiere. Si suena, suena bastante, y que sé yo, pero no es la calidad de sonido que está buscando. Si usté hace un instrumento lindísimo que se está haciendo actualmente, no es recomendable. Ese ruido es volumen. Pero no es calidad el sonido. Esos son las razones por la cual la guitarra es mas honda, para que haiga más volumen. Pero no la pases de hondo tampoco, porque tampoco sirve.
     Precisamente todos los cuatros primitivos se hicieron de dos pulgadas y dos y media de hondo. Actualmente se trabaja hasta tres y media. Hay quien mete cuatro. Yo actualmente estoy tres, tres y cuarto, y dos y media. Ese mismo tiene dos y tres cuartos, y saca un hermoso sonido. Pero hay aquellos, "no, no, no, chico mientras más hondo mas suena." Si, tiene razón, suena mas, pero ¿cómo suena? Entonces después cuando lo oyes y que burronea, mucho bajo, mucho bajo, y cuando buscas las primas no sirven. Cuando los buscas pa' las harmónicas, no hay primas: pues bendito, ¡si estás ahogando la voz!
La primera parte [del cuatro] que yo hago es, irme al monte a seleccionar el palo que voy a usar para los instrumentos. Tumbamos el árbol. De ahí pasamos el árbol al aserradero pa' que los desdoblen en tablones. Después que ya el aserradero lo hace, dejamos ese tablón, si es posible, de un año pa'l otro. Si hay que enhuecar antes, pues se hace y se deja que valle secando. Pero mayormente se deja sin ahuecar pa' que esa madera seque como tiene que ser, sin que explote. Y entonces se trabaja. Claro, hay quien lo enhuequen el mismo día, pero eso no es recomendable. Hay veces que pierde la caja, acabándola de hacer, que se le explota. Esa misma caja ya tiene más de cuatro meses de ahuecao. Y asi va.
     El cuatro de piezas usted le puede dar el sonido que quiera, porque depende al grueso que trabaje la madera, y de que clase de madera use. Es una de las partes del sonido. Puede dar mas volumen al sonido. Y puede un timbrado de voz bueno. Entonces hay veces que usted compara con un instrumento sólido y el de piezas suena más. Tiene razón de sonar mas, porque usted prepara la caja a un cuarto, ahí, a como usté, a lo máximo... porque sabe que se le va a explotar si lo ajora mas. Si lo labra a tres dieciséis puede perderlo, pues tiene que dejarlo a un cuarto porque esa madera, a parte está a lo largo, por a parte queda atravesá, y donde esta atravesá se le explota. Y lo tiene que llevar con ése cuidao. Entonces, en el de piezas lo corta exacto a una medida, o lo dobla y saca un volumen de sonido algo serio. Ahora, hay una diferiencia porque es encolado.
     Pero actualmente hay las colas que uno quiera. Anteriormente lo que había era la cola de grano, o había la piñola, o había la amapola, o había la ------, y no había la seguridad de nada d'eso. Pero actualmente la cola sintética hace maravillas, o sea, yo tengo el cuatro de uso mío que es a un cuarto de pulgada todo completo. Cada pulgada tiene dieciséis pedacitos de estos. Está con cola sintética, pues mira ------- porque explote.
Entonces se ahueca, se prepara bien por esto, así que la caja está teminá por 'entro, entonces se sigue la superficie por fuera bregando.
     La mayor parte [de mis clientes] quieren [los cuatros] enterizos. Principalmente los profesionales. Entonces el estudiante lo coge en piezas, pero también he tenido la experiencia... aquí ha venido un fabricante de Ponce y me estao más raro que ninguno. Me ha traído un cuatro enterizo de Maga. Argien lo hizo. Lo reparó un señor de Utuado. El no está de acuerdo con el cuatro, él dijo el cuatro a él no le gusta, o sea, veinte mil problemas. Entonces viene y me lo cambia a mí por uno de tapas así porque sí. Y yo, me estuvo raro y lo de'l, pero... me dijo "no, no, no, mira es que ese cuatro nunca me ha gustao, ese cuatro no me satisface a mi, y ese cuatro que usté tiene ahí de esos baratos, eso suena bueno, es cómodo, suena suficiente, mire yo se lo doy por el." Entonces cogí el cuatro, lo reparé yo, le hice lo que había que hacer y rápido, se vendió. Pero el que él trajo era enterizo. Y el se llevo uno de piezas. Entonces me encarga dos de Guaraguao pero en piezas para el grupo de él. Pues en piezas yo se lo hice. Y él está satisfecho. Ahora en piezas yo le voy a usar cola corriente de esa barata. Eso yo sé que pasa. Eso está todo, pues pa' eso se usa buen material. Ahora de acuerdo a eso, pues le cuestan. Esa misma guitarra que yo le mostré, esa guitarra está vendida...y ese cuatro esta vendido.
     Ese mismo está ordenao también, pero claro ese sale cuando yo diga. Asunto deprisa aquí pa' los instrumentos no puede ser. Aquí el trabajo que menos está mes y medio, y si no, no puede ser. Porque yo no trabajo de una semana pa' otro. Eso requiere sus tiempos, requiere su cuidao y que esa madera está en condición pa' termínala como tiene que ser. Eso que "lo necesito mañana porque lo tengo que tocar" eso aquí no sirve.
     Yo diría que en gran parte, [el resultado] tiene que ver con el artesano. Por suerte, gracia o desgracia, sí, algunos instrumentos pueden salir un poco raros. Eso yo lo conozco. Pero el salir el instrumento un poco raro depende de que madera usté está usando. Yo dije que estoy preparando un instrumento de Panapén pa' probar. Yo probé ya un cuatro de Panapén y yo sé que sirve. Ahora yo no voy a cortar uno nuevo de Panapén para hacer un cuatro. Eso tiene que sonar ------ que esté en condiciones, que esté seco ya, que esté de trabajarlo, entonces yo voy hacer la prueba. No sirve, pues yo lo rompo tranquilamente, yo no voy a vender eso. Porque la primer ---- es que yo lo voy a usar. Y si eso no sirve, y si se va a doblar, va hacer esto o aquello, pues yo lo tengo, pa' eso mismo. Ahora si yo lo que quiero es comercio, pues lo voy a tirar pa' la calle rápido. Yo no trabajo así.
     Precisamente la primera vez que yo bregué, pues en el viejo San Juan hay un lugar, yo no sé si está todavía, le llamaban Don Roberto. A Don Roberto yo le hice trece cuatros pa' ir pa' la Feria Mundial. Y se hicieron trece cuatros típicos. El cuatro cuadrao de antes. Y los liquidaron rápido. Entonces les hice otros pocos a un señor López. El señor me parece que estaba en Calle Allen, yo no sé si están actualmente, pues al viejo San Juan casi ni voy. Y así hice varios. Pero cuando yo vi el procedimiento del instrumento, come es y la habilidad del negocio, yo dije, "no, no, no, yo voy a trabajarlo bien como tiene que ser." Porque yo estoy bregando con el mundo entero aquí y gracias a Dios no tengo problemas con nadie.
     El instrumento va en adelante. Va en aumento. Sí. En comparanza de como se vendía el instrumento primero hasta actualmente, hay una evolución algo seria. Porque si está bien que yo venda aquí dos instrumentos al año, cuatro instrumentos,... okay. Pero entonces esta aquí: Gilberto Dávila, hace y vende. Está Toño Rivera, hace y vende. Está Lelo Cruz, hace y vende. Está Pepín Colón, hace y vende. Y así podemos seguir enumerando. Claro no hacen la calidad tal vez que estuviera yo haciendo. Pero ellos venden sus instrumentos, quiere decir, que hay evolución. Pues si hay evolución quiere decir que va en aumento.
     El puertorriqueño si le gusta el cuatro, porque... la guitarra, pues no se va a dejar atrás. Pero la guitarra es oriunda de España. Entonces, el cuatro, el tiple y la bordonúa es de nosotros. Ahora la bordonúa, claro, tiene sus partes un poco confusas y naturalmente, se ha echao a una esquina. Casi nadie se atreve. Entonces, pues se hizo lo mismo. El tiple lo hemos visto como el cuco. Pero el cuatro como tiene una sola afinación y se mantiene en ella, pues actualmente, con poca clase, y con un librito, una persona que ya tiene un grupo de entendimientos, lo maneja. Y precisamente es raro el sitio que usted vaya y no hay un cuatro.

   
   

 

Miguel Santiago y Ecos de Borinquen

Miguel Santiago Díaz y Ecos de Borínquen

 


foto cortesía Miguel Santiago

Nacido de una familia de poetas y trovadores, Miguel cultivó desde la cuna la sensibilidad que forjaría su alma de poeta y desarrolló las dotes de trovador e improvisador que le llevarian a alcanzar la distinción de ser el unico improvisador con una puntuacion perfecta en el Concurso Nacional de Trovadores que auspicia el Instituto de Cultura Puertorriquena en el 1974. Logró de este modo, no solamente el título de “Trovador Nacional”, sino el respeto y la admiración de los conocedores y amantes de la música nacional que le han permitido representar a Puerto Rico como trovador distinguido en concursos y festivales culturales a través de toda la isla y en eventos internacionales donde se ha convocado a representantes de los poetas populares de distintos países que utilizan la décima como medio de expresión para la poesía oral. Como embajador cultural ha visitado diferentes comunidades puertorriqueñas radicadas en Nueva York, Conneticut, Massachusetts, New Jersey y la Florida. Costa Rica, México e Islas Canarias han sido lugares donde le han brindado una gran acogida homenajeando su calidad como artista y como puertorriqueño.

Fué Trovador del Año del famoso programa Tribuna del Arte de Rafael Quiñones Vidal en el año 1970, obteniendo medalla de honor donde lo lleva por primera vez a la televisión junto con Maso Rivera.

Miguel fundó y dirige desde el año 1980 al grupo típico Ecos de Borinquen. El mismo se ha destacado por su calidad en la interpretación de nuestra música criolla. Ecos de Borinquen representa lo más granado de nuestra expresión típica. Eso no nos sorprende, ya que sus integrantes bebieron en las fuentes de los grandes maestros de nuestra música y hoy honran ese legado siendo fieles al espíritu que sirvió de inspiración a aquellos que nos precedieron y atesoraron la valía de la música típica dándole lo mejor de ellos. El maestro Ladí (Ladislao Martínez) puede descansar en paz ya que su concepción y visión del conjunto típico puertorriqueño sigue siendo una realidad en el alma, la disciplina, la dedicación y el buen gusto de Ecos de Borinquen . Dignifica a su maestro el estudiante que sigue sus pasos y cumple con el sagrado deber de servirle a las generaciones futuras para que nuestra música trascienda el tiempo y la puedan disfrutar los puertorriqueños y puertorriqueñas que aún no han nacido. Ecos de Borinquen tiene ese compromiso y está cumpliendo a la saciedad con ese deber sagrado.


Miguel A. Santiago y su apremiado grupo, Ecos de Borinquen.
De izquierda a derecha esta el director musical del grupo Ramón "Raymond" Vazquez (2da guitarra),  Jose Delgado Serrano (1er cuatro), Miguel Santiago, Luis Manuel Cruz(bongo), Arnaldo Martinez (2do cuatro) y Pablo Figueroa (guiro).  foto cortesía  www.jibaros.com