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Baltazar Carrero, El Jíbaro de Rincon:
Maestro de la Décima jocosa

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Baltazar Carrero ca. 1950, foto cortesía Baltazar Carrero (trasfondo)
Baltazar Carrero, 2004, foto Proyecto del Cuatro (parte anterior)

Oigan a Baltazar Carrero cantar su plena, A Las Seis en Punto

El Jíbaro de Rincón canta un aguinaldo jìbaro titulado La Cueva Vacía

Un Jíbaro Terminao
por Baltazar Carrero

 Óiganlo aquí

Del campo hablar solo puede
En quien el allá ha nacido
Se ha críado y a vivido
Y como yo lo compruebe
Y ningún jíbaro se atreve
Darme detalle bien dao’
Yo hasta carbón he sacao’
Así lo demuestro hoy
Por eso digo que soy
Un jíbaro terminao’

Del campo nadie me diga
Que de eso yo puedo dar fe
Por que yo he talao’ en los café
Y me han picao’ las hormigas
El abayarde y las ortigas
Conmigo gusto se han dao’
Con un avispero al lao’
Y yo dejandola’ que brínquen
Y eso se ñama en borínquen
Un jíbaro terminao’

En cuanto arrepunta el alba
Entra el pitirre a cantar
Me ve la gente pasar
Con mi mochila en la espalda
En donde llevo la palba
De harina con bacalao’
Y del buen café colao’
Mi botella prepará
Y eso le ñaman pa’ allá
Un jíbaro terminao’

Con mis coplas me consuelo
Cuando estoy en mi conuco
Enredao’ en los bejuco’
Que no se me ve ni el pelo
Trabajar así es mi anhelo
Con mi machete amolao’
Y siempre voy preparao’
Con mi lima en la cintura
Y eso se ñama en la altura
Un jíbaro terminao’

Notas de una Entrevista de Baltazar Carrero,
27/10/04, con David Morales y William Cumpiano.
Redacción de David Morales.
Harry Martorel Carrero, su sobrino, asisitió en la realización de esta entrevista.

Sus padres se llamaban José Salomé Carrero y Juana Rodríguez. Su madre era costurera. Su padre era negociante y padecía de una hernia. Como no podia conllevar trabajos que requerían mucha fuerza, se dedicaba a negociar con animales, aves, gallinas, pollos y cabros – vendía y compraba. Su papá también compraba y vendía carbón del pueblo de Moca. Su padre siempre le decía: Es mejor pasar un día sin comer antes de tener algo que no le pertenecía.

Cuando niño, jugaba con trompos, con gallos de maya y le encantaba subir árboles - “como un pichón.” Recuerda que había árboles como el guamá – que ya no existen.

Como a los tres años de edad, la familia se muda a la orilla de Añasco y Mayaguez. La familia vivía en una sínsora - una montaña lejos del pueblo. Se mudaron a Mayaguez a los seis años de edad y vivieron en el barrio Miradero donde pudo asistir a la escuela por un corto tiempo.

Para ese entonces, Baltazar recuerda que la música típica no se cantaba a menudo ni se escuchaba tanto por su lar. Sin embargo, se cantaban décimas en tiempos de parranda, cuando se cumplían promesas o durante la navidad. Se cantaba el “aguinaldo coro.”

Baltazar aprendió a escribir décimas con su padre. Su papa tocaba cuatro y conocía la décima – “nació con eso.” Nadie le enseño a cantar el estilo del – recibió el estilo “del cielo.”

En la escuela, creó un conjunto con sus amigos. Uno de ellos era “el americano” que tocaba guitarra – Hector Martínez. Al poco tiempo, empezaron a amenizar bailes y eventos escolares. Las maestras le pagaban por sus servicios. Baltazar cantaba guarachas, merengues y boleros, pero no música típica. Al salir de la escuela sin graduarse, trabajó en la fábrica de Galletas Sultana.

Para el 1946, Baltazar sale a Nueva York por primera vez. Su hermano era contable en Nueva York. Vivió con su hermano y hermana, Pablo y Carmen Martorel. Baltazar consiguió trabajo y se quedó en Nueva York hasta el 1948, cuando regresó a Mayaguez, Puerto Rico.

Para el 1948, empezó a cantar música típica. Tenía ya como 30 años. Baltazar era dueño de un cafetín – “El Jovito,” en la calle Cantera de Mayaguez. Un día, anunciaron por la radio que se solicitaba un cantor jíbaro que cantara 5 dias a la semana. Con su hermano, Baltazar se presento a la emisora de Mayaguez para probar su suerte. Como la emisora necesitaba un cantor por 5 días a la semana, Baltazar no pudo aceptar la posición y volvió a sus negocios.

Para fines del 1948, Baltazar volvió a Nueva York. Empezó a amenizar clubes nocturnos y a cantar décimas. Es asi como conoce a Claudio Ferrer. Con Claudio, Nieves Quintero, Miguelito Carrillo y Ada Carrillo empiezó a grabar para el 1950. Su primera grabación y por cierto, décima - “Te Pego La Mano” – la grabó en el sello Cenit con Claudio Ferrer y su grupo.

En el sello Cenit, Baltazar grabó un sinumero de discos de 78 revoluciones. Con éstas pruebas, se presentó al sello Rival, Riney y Seeco donde también grabó canciones exitosas como La Mujer Mécanica, La Casa de Yagua, y Vendo Unos Ojos Verdes.

Luego, a base de la demanda por su música, Baltazar es contratado por el sello Ansonia donde grabo mas de 4 LP’s. Baltazar cobraba $1,200 por cada LP. En su apogeo, Baltazar se presentó en el Palladium, Teatro PR, Tropicana, entre otros lugares prestigiosos de Nueva York.

Baltazar continuó grabando para la casa Ansonia durante la decada de 1950 y la mitad de los 1960. Luego se dedicó a su trabajo – era dueño de varios cafetines en Nueva York. Hoy día, Baltazar vive en San Juan, PR.

Baltazar Carrero Rodríguez nació el día 23 de marzo del 1917, en el barrio Calvache de Rincón.  De sus primeros años recuerda la dureza de aquellos antaños y la pobreza, tal cómo la describe en la siguiente décima que nunca grabó…

Es Mejor Que Ni Le Cuente
por Baltazar Carrero

A mi que nadie me alabe
aquellos tiempos de ante’,
porque yo sufrí bastante,
y pasé las que nadie sabe.
La situación era grave
A pesar de que la gente
era noble y decente,
culta, honrada y seria.
Pero había una miseria,
Que es mejor que ni le cuente

Vendían un chavo de queso
Y un chavo de salchichón,
Dos de tocino y jamón.
A ver para qué da eso.
Y no termino si empiezo
A describir el ambiente.
Yo creo que estan demente
Las personas que quisieran
Que aquellos tiempos volvieran
Si es mejor que ni le cuente

De ajo, cebolla y sal
También vendían un chavo,
Y uno de canela y clavo
que yo mismo lo iba a compral.
Es mejor no recordal
El mil novecientos veinte,
Porque es del pasado al presente
Como del infierno a la gloria.
Y como es tan triste la historia,
Es mejor que ni le cuente

Yo le digo lo que habia
Para que sepan como era,
Porque hay quien cuente a su manera,
Y le diga todavía,
Tan bien que antes se vivía,
Y todo era diferente.
Pero tal vez no le miente
Lo que había que sufrir
Para un chavo conseguir.
Si, es mejor que ni le cuente.