
Neri Orta en Nueva York, circa 1996                                                                           foto por Juan Sotomayor
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 Entrevista con Neri Orta hecha por Juan Sotomayor en 1996 Transcrita por William Cumpiano El nombre mío es Felipe Neri Orta.  El cuatro  de ocho cuerdas yo lo afinaba Sol, Re, La, y la otra era Mi, pero  entonces en la cuarta cuerda alteraba cuando se decía octava con la  segunda. Se alteraba la cuarta cuerda, <se bajaba> para que  hiciera unísono octava con la segunda. 
       No  se quien <hizo mi primer cuatro de ocho cuerdas>. Lo compré hecho.  En aquella época no había buenos artesanos por la vecindad. Alguien  llevó un cuatro de esos a casa, y yo se lo compré. No fui yo el que lo  compré, fue mi familia, porque yo no tenía los chavos. El cuatro era lo  que se llamaba entonces el cuatro cuadrado. Eran cuadrado arriba, no  eran redondos como ahora. No sé como pasó <cuando cambiaron a diez  cuerdas>, porque el que yo vi de diez cuerdas tenía mas o menos la  forma que tienen ahora. 
       En  esa época, yo vi la gente tocando el cuatro por allí por la vecindad que  yo vivía, y me gustó el cuatro. Me gustó el cuatro siempre. En la  escuela en esa época, mi maestro era Mister Lebrón, el principal de  escuela, y el tocaba cuatro. El nos daba mucha inspiración. Sabía que a  mi me gustaba el cuatro. El pues, nos ayudaba, nos daba ánimo para  seguir tocando. Hasta el extremo que en esa época nos llevaron a San  Juan a tocar. Yo tocaba el cuatro pero no lo tocaba bien. Tenía  facilidad para hacerlo, pero las piezas no las tocaba bien. Ahora,  cuando llegué aquí a New York, conocí el Maestro Ladí por allá por el  año '51, que vino aquí. Entonces Ladí pues me vio tocar, y sabía que  tenía facilidad. [Yo] no tocaba las cosas bien, pero como tenía  facilidad, el hizo una amistad bien bonita conmigo y me ayudó mucho a  aprenderme las cosas bien. Estuve envuelto con Ladí un tiempo, y le  agradezco mucho al maestro Ladí. Hasta el extremo que grabamos como  siete elepés. Grabé también con cantores de décimas también, con el  Jíbaro de Adjuntas, con Ramito, con Chuíto el de Bayamón, acompañándolo  si. Yo tocaba primer cuatro. 
         El  cuatro ha tenido un auge grandísimo en Puerto Rico. En la época mía,  pues, el primero que me inspiró fue Ladí. Después veía Pascual Meléndez  tocando, Roque Navarro es de mi pueblo, y en verdad es un buen  cuatrista, y yo lo admiro mucho a él tocando. No se como estará ahora  tocando, si estará activo o no. Roque Navarro es un de las lumbreras del  cuatro en Puerto Rico. Tuvo una época bonita desde el año '50, yo diría  hasta el '80 en Puerto Rico, fue muy conocido en toda la isla tocando  el cuatro. Una vez vino aquí a New York con un show y yo toqué con él,  pero acompañándolo en la guitarra en el teatro. 
Yo aprendí  el cuatro por mí solo. Claro está que después, al tiempo conocí a Ladí,  él fue el que me dio los conocimientos del cuatro, y como tocar las  cosas bien. Yo aprendí solo, y por oído, no por libro o nada. Ahora sí,  estudio el libro y estoy tratando de aprender la música también. Pero en  aquella época fui yo solo, oyendo las cosas, las ponía en la mente,  después la tocaba en el cuatro. 
        Si  por ejemplo ahora mismo yo estoy una semana sin tocar el cuatro, la  facilidad se pierde, la destreza. Pero si uno lo practica diariamente...  a pesar que también los años hacen que un pierda destreza, pero lo  importante es tocar el instrumento.  
Estuve un  tiempo enseñando muchachos a tocar el cuatro en la Casa de la Herencia  Hispana, hace como dos o tres años, en el '89, el '90, aquí en New York.  Ahora mismo tenemos un grupo que de vez en cuando ensayamos. Muchos de  ellos trabajan y no se puede tocar y ensayar todo el tiempo, pero si nos  reunimos una vez a la semana, ensayamos algo. Hay que estar al día con  las cosas por si se presenta algo.  
       Yo  practico el cuatro solo. Me siento y empiezo a tocar, a encordar las  piezas para que no se me olviden. Siempre las toco solo. Nosotros, da la  casualidad que aquí en New York hay unas personas que nos llaman para  tocar las fiestas en el museo, en el parque, en distintas universidades  también. Tocamos en Central Park, usted estaba allí. Había una  agrupación de Puerto Rico, por cierto unos muchachos que tocan muy bien,  que son de Peñuelas, la agrupación Cuerdas de Borinquen. Ellos estaban  con nosotros, y cerramos el show todos tocando juntos. Creo que vamos a  Puerto Rico a tocar. No puedo confirmarlo, a decirte que si vamos,  porque nadie sabe que puede pasar de aquí a enero. Pero hay un proyecto  de ir a tocar a Puerto Rico.  
        El  primer cuatro que traje aquí a New York, me lo regaló mi hermano, que lo  hizo el. Luego Roque Navarro me mandó uno de Puerto Rico, me lo regaló.  El mío lo regalé para un amigo. Entonces mas tarde Ángel Mantilla de  Arecibo me hizo un cuatro y me lo regaló también. El señor Luis  Velásquez, un señor que es barbero en el barrio, hizo un cuatro y me lo  regaló. Mi hermano me mandó un pedazo de madera de Puerto Rico, se lo di  a Tito Báez, entonces Tito me hizo un cuatro a mi. Una madera de  algarrobo, esta muy bonito el cuatro, muy bueno. 
        En  Puerto Rico hay muchos artesanos, no hay que hablar. Pero he descubierto  que Tito Báez no tiene nada que envidiarle a los demás artesanos en  Puerto Rico. Fabrica el cuatro bien, le da una afinación legal, que  cualquier músico al tocar el instrumento sabe que el cuatro está bien  afinado, bien alineado también. Puede que hayan mejores en Puerto Rico,  pero comparando, yo creo que Tito lo hace tan bien como los que haya en  Puerto Rico. Y vive aquí en New York. Tito y yo tenemos una amistad muy  bonita. El también fue compañero de nosotros tocando, porque el toca  bien el cuatro y la guitarra. Cuando Ladí se fue a Puerto Rico, entonces  yo me quedé con el conjunto acá y tocaba Cheo Rivera la guitarra, el  mismo que tocaba en el conjunto con Ladí. Pero el Cheo, al meterse a la  religión, pues tocábamos con Tito Báez. 
        Yo  dejo al cuatro a la discreción del artesano. Porque el hace cinco o seis  cuatros y voy allí y veo uno y si me gusta ese... compro el que me  gusta. No le pido que me haga el cuatro de esta forma... el cuatro tiene  que ser del mismo artesano. Haz del cuatro como él quiere que se haga.  Yo no le voy a exigir a un artesano que me haga un cuatro de esta forma o  la otra. Lo más importante del cuatro es el sonido primero. Y luego que  sea bien suave para manipularlo. La belleza del cuatro también, que sea  bien bonito. Pero más importante es el sonido y la alineación del  instrumento. 
       El  cuatro es mi amigo. Con ese yo canto, lloro... <ríe> es mi amigo.  El cuatro es amigo mío. Si, acompaña a uno por tanto tiempo, y uno se  pasa ratos bonitos con el cuatro. El cuatro es parte de mi vida, diría  yo. 
      En  tiempos pasados había cuatros buenos, pero el artesano no los  alineaba... cada día los artesanos van escudriñando más y más y más,  hasta perfeccionar el cuatro. En aquella época un artesano hacía diez  cuatros, quizás dos le quedaban buenos y ocho no. Ahora están tratando  que si hacen diez, por lo menos nueve sean buenos. Y van buscando la  forma de que el cuatro quede cada día mejor. 
      El  primer cuatro que yo oí en grabaciones lo toco Heriberto Torres de  Yauco, y el cuatro era de cuatro cuerdas, y no tiene el sonido que tiene  el cuatro ahora. Yo diría que el cuatro no tiene nada que envidiar a  ningún otro instrumento en el mundo. Yo he ido a festivales musicales de  folclore de cada país, y sus instrumentos. Yo he visto el cuatro  venezolano, el cuatro mejicano, el charango, el laúd de Irak, la  balalaica, la otra de India, y ninguna tiene el sonido que tiene el  cuatro.  
Ojalá se  hiciera mundial, que se conociera en el mundo entero. Porque el cuatro  es para mí, comparado con todos los instrumentos que yo vi de distintos  países, el cuatro es el mejor. El sonido es mejor. Pero comparado con  todos los instrumento que yo ví en esos festivales... nosotros fuimos a  un festival en Seattle, Washington, que habían grupos de casi todos los  países. Como uno que hicieron aquí en el Flushing Meadows también hace  como cuatro años atrás. Había instrumentos de todos los países:  orientales, de Europa, de todos lados, de Rusia... y ninguno, el sonido  no era como el del cuatro puertorriqueño. 
Casi  siempre, la amplificación para los cuatros, como el cuatro es tan  solamente puertorriqueño, tendrían que los fabricantes del cuatro  ponerse de acuerdo con los fabricantes de la electrónica, para que  hicieran un equipo como la hicieron para la guitarra. La guitarra, en  cualquier país del mundo lo amplifican y suena bien. Porque está hecha  de fabrica así. Pero el cuatro puertorriqueño hay que adaptarle algo, y  el pickup que se le adapta casi siempre no tiene mucha potencia. Yo  diría que tienen que hacer algo por modificar el sistema de  amplificación del cuatro. Yo uso uno que está pegado de la tapa. 
      Casi  siempre la madera  especial para la tapa es Yagrumo. Eso es tradición  del cuatro  puertorriqueño. Ahora el cuatro en si puede estar hecho de  guaraguao que  es una de las maderas que se usaban en aquella época en  Puerto Rico.  Jaguey era otro. Laurel, roble, ahora los hacen de Capá.  Ese que yo  tengo hecho por Mantilla es de Capá. Y suena bien, pero yo  digo que la  fabricación es la que... cualquier madera sería buena,  después de que  esté bien seca.  
     En  verdad  no hay otro país del mundo que tenga este instrumento. Esto vino  de  Puerto Rico. Así que si el cuatro se hiciera universal, Puerto Rico   tendría que estar orgulloso, porque es un instrumento que es de Puerto   Rico. Eso fue originado en Puerto Rico, ningún otro país lo tiene. El   cuatro venezolano, el cuatro mejicano no es como el cuatro   puertorriqueño, mas nunca, mas nunca. El cuatro puertorriqueño es   distinto a todos esos otros instrumentos. 
       En  una  fiesta, si no hay el cuatro puertorriqueño, pues la fiesta sabe  mejor si  hay cuatro. El cuatro de Puerto Rico. Sabe mejor. Una  orquesta, si  tiene un cuatro como que se ve mejor. Esas grandes  orquestas que hay  ahora, si en vez de tener un tres, como lo hacían  antes, o una guitarra,  pues tuvieran el cuatro, la orquesta como que se  vería mejor, con un  cuatro tocando en la orquesta. 
(continúa arriba y a la derecha) 
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 (conclusión de la otra columna)  
Lo que pasa es que nosotros vinimos a este país y si va a tocar para vivir, pues tiene que olvidarse de la tradición puertorriqueña y a empezar a tocar la música, hacer como diríamos nosotros, una guerra de esas, para tocar para que la gente baile. Pero conservar la tradición, no muchos lo han hecho. Nosotros aquí en los Estados Unidos hemos tratado de conservar nuestra tradición, tocar la música de Puerto Rico. Y tratamos de hacerlo todo lo mejor posible. A pesar de que yo se que hay muchos músicos... y sin embargo en Puerto Rico yo me estoy fijando, muchos de esos músicos están perdiendo la tradición del cuatro. Están ya tocando otra cosa, tocando el jazz, tocando esto,.... mientras que nosotros acá tratamos de conservar nuestra cultura. Y allá en Puerto Rico muchos la conservarán, pero hay muchos otros que quieren tocar otras cosas, a pesar que el cuatro está hecho para tocar todas esas cosas también... pero no sin perder la tradición puertorriqueña. Yo admiro   <la gente que toca jazz en el cuatro>. Porque después que toque   las cosas bien... los que yo digo es: conservar la tradición. No, por   ejemplo, si yo soy un cuatrista, olvidarme de la música por tocar una   música que no es de nuestro país. El instrumento se hizo... si tocan   clásico, mejor todavía, pero que siempre tocan la... porque yo diría que   el cuatro va a la par con la tradición puertorriqueña. El instrumento   es puertorriqueño. Ya así vemos la guitarra: la guitarra es universal.   Entonces los músicos lo tocan clásico, muchos lo tocan flamenca, muchos   lo tocan jazz. El instrumento es universal. Pero el cuatro es   puertorriqueño. Si algún músico quiere tocarlo, no hay que hablar. Pero   que no se olvide de la tradición de nosotros. 
Yo diría   que <el interés en el cuatro > aumenta. Hay veces que nosotros   vamos a tocar en un sitio, en que hay grandes orquestas tocando, y   grupos, sin embargo cuando oyen el grupo de nosotros, todo el mundo se   siente tan bien. Eso quiere decir que la música nuestra y especialmente   el cuatro... donde quiera que yo voy, la gente quiere oírme tocar. Yo  no  sé porque razón es. La música tradicional puertorriqueña es la mas  que  le gusta a mi público. Hasta los que no son puertorriqueños le  gusta la  música tradicional puertorriqueña. 
Se emociona   uno tocando el cuatro. El cuatro es símbolo de la cultura de Puerto   Rico. El güiro no, el güiro lo tocan en <muchos> países. Unos lo   tienen de metal, otros vegetal... pero el cuatro va a la par con nuestra   cultura puertorriqueña. 
En el   campo, en esa época era difícil aprender a tocar el cuatro. Ahora los   muchachos que empiezan a tocar ahora tienen muchas formas de... si   tienen un oído bien privilegiado, entonces se les hace fácil. Tienen   video, está el casete, está la radio. Pero en la época en que yo me crié   no había radio, ni había nada en ese campo en que yo vivía. Tenía que   ir al pueblo y poner un disco en la vellonera dos o tres veces para que   se me quedara en la mente, para ir a casa y tocarlo en el cuatro. 
Cada   <músico> se identifica con algo que ha hecho en el cuatro. Yo no   he visto a nadie tocar como Yomo Toro. La forma en que el toca, eso es   original de el. Maso Rivera, dicen que tiene su propio estilo, pero yo   oí muchas cosas que sacó del Gran Panchón de Ciales, y veo que Maso ha   hecho muchas cosas de las que hizo Panchón. Entonces Nieves Quintero   tiene su propio estilo también, y muchos quieren tocar lo que toca   Nieves. Yo diría que Nieves Quintero, en la época de nosotros surgió un   astro del cuatro, porque las cosas que él hizo en el cuatro todo el   mundo la admiraba. Él grabó muchas cosas, especialmente música jíbara de   Puerto Rico, los modificó, pero bien. Dondequiera que esté le deseo  una  suerte porque Nieves es un gran músico. 
Yo no   conocía cuatristas <cuando yo era joven>. El único que yo conocí   era Roque en mi pueblo. Entonces había otro en Utuado que se llamaba   Pinín Maldonado, pero lo vine a conocer cuando después que estoy en   Estados Unidos. Era buen músico de cuatro. Entonces había otro señor de   por allá que era de Ángeles, ese lo conocí personal en el año '40 allá   en Adjuntas, se llamaba Confesor Huarbe. Y tocaba con Roque en  Adjuntas.  En aquella época yo no tocaba casi. Y yo lo que hacía es que  los miraba  tocar. Tocaban bien, digo, en la época aquella... después de  la amistad  de Confesor, siguió conmigo, y después que yo estaba acá,  yo iba a  Puerto Rico y lo iba a visitar, él vive en Trujillo Alto. 
<Mirando   fotos> Aquí esta Cheo Rivera, el guitarrista de nosotros. Lo   recuerdo con mucho cariño, nos tratamos muy bien. El otro al lado que   está aquí es Ito Rivera. Tocaba el güiro y tocaba timbales también.   Entonces por aquí está el espejo de yo mirarme: el maestro Ladí. Y este   que está aquí, Nicasio Martínez, y que también ha fallecido. Él tocaba   el güiro, maracas, y cantaba. Esta es la agrupación de nosotros en   aquellos días. Yo estoy aquí. Ese cuatro lo hizo Roque Navarro... ese   fue el que me regaló Roque por ahí por el año '51, '52... me lo mandó a   los Estados Unidos.<El cuatro de Ladí> es el cuatrito que tienen   en el Instituto de Cultura, ese es el cuatro reliquia de Ladí. Ese   cuatro me dijo que lo hicieron para el año 1920... que sé yo. Era de   diez cuerdas pero con clavijas de madera. Entonces cuando vinieron los   clavijeros mecánico los cambió. Lo hizo un señor de Vega Alta. Yo conocí   el hijo... yo no sé como se llamaba el hijo, no me recuerdo... una vez   estábamos en una fiesta en casa de un compadre mío, que por cierto era   amigo de Ladí. Ladí estaba tocando y allí conocí el hijo de él que le   hizo ese cuatro. De Vega Alta.  
<Esta   fotografía> tiene que ser de por allá por el '55, '56. Aquí en Nueva   York. El Conjunto Ladí. Este retrato se lo dedico a Roque. Nosotros   éramos originales, cuatro, nosotros cuatro. Pero entonces cuando íbamos a   tocar baile, teníamos a éste que tocara la batería, a Ito. Pero  durante  presentaciones y eso éramos nosotros cuatro. Como decía yo,  pues Ladí  en Puerto Rico tenía a Archilla, a Don Felo y a Toribio. Pero  entonces  tenía que buscar dos personas por que cantara. Entonces vino  aquí, me  conoció a mí, a Cheo y a Nicasio, y como nosotros cantamos,  los tres,  pues hacíamos el trabajo igual que allá en Puerto Rico.  
El maestro   Ladí primeramente era una bella persona. Una persona que podría estar  en  una sala y sin tocar el cuatro la sala parecía bien vestida con el  nada  mas sentado hablando. Era una persona que era bien humorista,  siempre  estaba con una sonrisa bonita en los labios. Nunca lo vi  enojado. Yo  diría que lo mas bello que he conocido como músico era  Ladí. Con Ladí yo  aprendí muchas cosas. De los demás músicos yo nunca  aprendí nada. Ladí,  cuando me conoció a mi, venía a casa todos los  sábados. Porque yo lo  conocí aquí en New York, no en Puerto Rico. Él  tenía su agrupación en  Puerto Rico y hizo su historia en Puerto Rico.  
Yo me   acuerdo en el tiempo de la guerra, con Chuíto el de Bayamón, estaba en   el programa Seguiremos Informando. Pero cuando el vino aquí, que yo lo   conocí, eso fue amor a primera vista. Ladí y yo afinamos fácilmente el   primer día que nos vimos. Tenían un homenaje en un sitio que llamaban El   Batey, aquí en la tercera avenida, y ahí estaban to's esos músicos de   la época: Claudio Sacher <?> y el curita Lalo Martínez, Pepe   Rodríguez, Freddy Rodríguez, Charlo Montes... todos esos grandes músicos   estaban ahí. Y yo creo que el menos que tocaba era yo. Y yo con un   amigo mío que lo llamaban Maimí. Y Maimí y yo, pues, hacíamos guerra   aquí ya en clubes y esas cosas. Pero el numerito que sabíamos, tocamos   un par de numeritos para dedicárselos a Ladí en el homenaje. Entonces   esa noche Ladí hizo la amistad conmigo. Le di mi dirección y el sábado   siguiente estaba en casa. Entonces me dijo a mí, "Neri, vamos a ver si   te aprendes ésta danzita, y si te la aprendes, trato de enseñarte más." Y   aquel día, en vez de enseñarme una, me enseñó dos. Una danza de él,  que  se llamaba La Jibarita, y otra, me parece, de Ríos Cevalles, La   Graciosita.Eran difíciles pa' tocar, yo no las había oído nunca.   Entonces vino el sábado siguiente y me dijo, "¿qué, te acuerdas de la   danza?" y yo me recordé. Y le gustó la forma porque la memorizaba bien. Y   con él viniendo a casa, ahí empezamos a ensayar, y entonces ya al poco   tiempo pues ya hacía compromisos musicales y me llevaba a mí.  
En eso ahí   ya conocí a Cheo y a Nicasio, y hicimos la agrupación. Y a donde quiera   íbamos a tocar. Hasta que vino el momento de grabar. Vinieron las   grabaciones. Ahí otra cosa fue... hicimos la primer grabación. A los   pocos días me dicen, vimos Chuíto de Puerto Rico y fuimos a grabar con   Chuíto seis números populares, con la casa Ledger <?> Chuíto grabó   música popular. Bolero, y música de Don Felo, música de Imel Santiago.   Eso lo hicimos como para Agosto del '64, parece que fue. Entonces  viene  Ladí y me dice, "Neri, me dice la Ledger que quiere terminar el  disco de  Chuíto con música jíbara." Yo dije, "pues entonces tenemos que  ensayar  con Chuíto." Y él dijo, "no, no, no. Pa' que las cantes tú."  Entonces  hicimos cuatro números jíbaros. Uno lo canto Nicasio y tres  números lo  canté yo. Y terminamos el Long Playing en aquellos días.  Chuíto cantando  la música popular <ríe> y nosotros cantamos la  música jíbara. Yo  recuerdo una vez que Ladí nos invitó a una fiesta y  llegamos en casa de  Ladí. Para entonces, cada vez que yo iba en casa de  Ladí, enseguida ví  el estuche de Ladí, cogí el cuatro y empezaba a  tocar. Y que pasa: a la  hora de salir yo el cuatro no lo metí en el  estuche. Lo dejé encima de  la cama de Ladí. Y nos fuimos. Y cuando  llegamos a la fiesta, cuando  Ladí allá abre el estuche no estaba el  cuatro de él. Y dice  <gritando> ¡AY DIOS, QUE HA PASAO AQUI!  <ríe> Entonces para  ese tiempo teníamos un amigo que también era  buen amigo de Ladí, y  todavía vive el muchacho, vive en Caguas ahora,  Paquito Marrero, dice,  "no se apure, Ladí, que yo voy a la casa y se lo  busco." Y fue a buscar  el cuatro. <ríe>  
Le doy las   gracias por venir hasta aquí y espero que todo lo que tenga empezado   salga bien... y de todas maneras, pues, las personas que un día puedan   leer éste libro que piensan ustedes hacer, pues que sepan que a pesar   que vine de Puerto Rico hace cuarenta y seis años, a New York, pero   siempre conservo la misma costumbres de Puerto Rico, y que se yo: La   música del cuatro la llevo en el alma y cuando veo un cuatrista lo   admiro. Le doy a César lo que es de César. Yo sé que yo toqué el cuatro   con Ladí, y que por tocar con Ladí mucha gente me admira. Pero hay que   aceptar que son muchos los músicos del cuatro tocando que yo les deseo   todo lo mejor del mundo, porque en verdad eso quiere decir que el  cuatro  cada día va mas adelante. En vez de ir para abajo, va para  arriba. Y  les deseo a todos esos muchachos mucha suerte. Muchos de  ellos son  amigos míos. 
Hay veces que yo voy a Puerto Rico en navidades, y por allá por el mes de enero hacen un festival allá en el Barrio Piña, en casa de Toño Rivera, que es el director de Mapeyé, y ahí se reúnen todos esos fenómenos. Y me alegra decir que yo allí en esas fiestas no veo ninguno de los músicos viejos de Puerto Rico. Yo no veo Archilla, no veo a Pepe Rodríguez, no veo a Roque Navarro, ni veo a Maso Rivera, ni veo a Nieves Quintero. El único viejo que va allí, y es porque soy amigo de Mapeyé, y ellos me aceptan muy bien, soy yo. Y Juan González, que es mi compañero aquí por muchos años, pues también va a esa fiesta porque da la casualidad que hemos una amistad muy bonita con to's esos muchachos. Cuando digo los muchachos, digo Modesto Nieves, Toño Rivera, Heri López, Colón Zayas, Mike Camarero, Arnaldo Martínez, que son muchos, muy buenos músicos allá en Puerto Rico. Y uno se divierte viendo to's esos muchachos tocando. Porque en verdad tocan bien, y después son buenos muchachos. Muchachos muy humildes, que se ganan el cariño de cualquiera. Yo les deseo a todos ellos todo lo mejor. Porque están haciendo del cuatro una cosa muy grande. Yo no creí que el cuatro llegara a ser lo que es ahora. Porque por lo menos el cuatro anteriormente era para tocar danzas, mazurcas, y algunas cositas así, algunas plenitas... pero ahora están tocando todo. Y los admiro a todos, les deseo mucha salud y que sigan adelante, que yo como dije una vez en Barranquitas, que estaban todos ellos: "ya yo voy como Gardel cuesta abajo." Y entonces ellos van como Muñoz Marín, jalda arriba. Y todavía pueden llegar mas arriba todavía. Y yo les deseo toda, toda la suerte a todos los muchachos, que Dios le dé mucha salud.  | 

